La rueda

Contrastes en Nueva York

JOSÉ A.SOROLLA

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El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) expone una historia de la gran migración interior de los negros norteamericanos del sur al norte y al oeste del país desde principios del siglo XX. A través de la famosa serie 'Migración, 60' 'cuadros' de Jacob Lawrence (1917-2000), uno de los pintores más importantes del grupo llamado Renacimiento de Harlem, la exposición explica el desplazamiento de los negros en busca de trabajo desde el profundo sur de la segregación racial hasta las grandes ciudades industriales de Nueva York, Chicago, Cleveland, Detroit, Filadelfia, Pittsburg y San Luis. Una marea humana que se inició en 1915 y se prolongó hasta los años 70 -cuando el movimiento por los derechos civiles mejoró la situación en el sur- y afectó a unos seis millones de personas, el mayor cambio demográfico del siglo pasado. En la entrada, un mural representa las curvas de la migración en esas ciudades. En Nueva York, por ejemplo, en 1910 solo vívían 92.000 negros, mientras que en 1970 la cifra era de 1.668.000.

Lawrence, nacido en Atlantic City (Nueva Jersey), hijo de inmigrantes negros, vivió desde los 13 años en Harlem y cuando aún no había cumplido los 25 terminó la serie de 'Migración', pequeños lienzos que reflejan la historia de ese movimiento humano. La exposición se completa con fotografías, música (con fotos de los grandes de la música negra, como Mahalia Jackson Duke Ellington, además de filmes con actuaciones musicales) y textos de escritores que han narrado historias sobre la gran migración que ha cambiado la cultura americana. La muestra es excelente, pero el contraste no solo se expresa en los muros de las salas. La semana pasada, entre los numerosos visitantes de la exposición (con capacidad de acoger hasta casi 600 personas a la vez), no había ni un negro. Los únicos eran los vigilantes empleados. Pese a Luther King Obama, la realidad es así.