CONFLICTO EN ORIENTE PRÓXIMO

Kerry, fiel amigo de Israel hasta el final

El análisis de la situación entre palestinos e israelís del secretario de Estado sigue la pauta de la administración Obama durante ocho años

Estatua del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu derribada en Tel Aviv.

Estatua del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu derribada en Tel Aviv. / periodico

JOAN CAÑETE BAYLE

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Una de las características más frustrantes del mal llamado conflicto entre palestinos e israelís es que no hay nada que no se sepa. Todo está estudiado, analizado, dicho, cuantificado. En su discurso del miércoles, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, efectuó un sobrio análisis de la situación entre palestinos e israelís. Habló de ocupación, se refirió a las pésimas condiciones de vida de los palestinos, y describió con acierto qué son y qué suponen los asentamientos. Más allá del ruido y de la furia, de la hasbara y los lobis, de los prosionistas de convicción, corazón, de bolsillo, desinformados y bien o mal intencionados, todo el mundo que quiere hcerlo sabe lo que sucede en Israel y los territorios ocupados palestinos. Hay una ocupación y un ocupado. El ocupante sojuzga al ocupado con una amplia red de todo tipo de violencias. El ocupado responde con violencia, en ocasiones terrorista. En junio del próximo año, la ocupación de Cisjordania, la franja de Gaza y Jerusalén Este cumplirá ya 50 años. Como para no saber muy bien lo que sucede.

La melodía y parte de la letra del discurso de Kerry que tanto ha enfurecido a Binyamin Netanyahu es un ejemplo más de lo que todo el mundo sabe. Habló de ocupación, por supuesto (¿cómo llamarlo, si no?) Cuando dijo que la solución de los dos Estados es la “única forma de asegurar un futuro de libertad y dignidad para los palestinos” el obvio diagnóstico es que su presente no lo es; cuando aseguró que ese objetivo es “la única forma de asegurar el futuro de Israel como Estado judío y democrático”, la implicación es que hoy, en realidad, ya no lo es (aunque Kerry habló como un riesgo de futuro en un acto de piadoso autoengaño).

UN ÚNICO ESTADO DEL GOLÁN AL SINAÍ

Lo que hay de facto es un único Estado desde el Mediterráneo hasta el Jordán, desde el Golán hasta el Sinaí. Un Estado con ciudadanos de primera con pleno derecho de ciudadanía (israelís judíos), de segunda (palestinos con pasaporte israelí), de tercera (palestinos ciudadanos de Jerusalén Este), de cuarta (palestinos habitantes de Cisjordania) y de quinta (palestinos de Gaza). La Autoridad Nacional Palestina es una entelequia, un proveedor de un puñado de servicios financiados por la comunidad internacional y canalizados por y a través de Israel; la vida de los palestinos depende por completo de Israel, la fuerza ocupante. La coexistencia en un mismo territorio de diferentes códigos legales para dos poblaciones según su origen étnico tiene un nombre, y no es democracia. Es 'apartheid'.

El discurso de Kerry fue el de un genuino amigo de Israel, que es lo que ha sido la administración Obama durante ocho años. La famosa resolución de la ONU es en realidad un intento de reafirmar la solución de los dos Estados, la única que tal vez garantizaría el carácter judío y democrático de Israel y le evita enfrentarse a nivel internacional con boicots y a nivel interno con un movimiento de los derechos civiles que no pediría un Estado, sino el voto y la plena ciudadanía. El discurso de Kerry vino a ser un réquiem de esa iniciativa diplomática y también un dramático toque de atención.

UN GOLPE SIN PRECEDENTES 

Este Israel de extrema derecha de Netanyahu no solo no ofrece más que perpetuar esta situación, sino que va en contra de los intereses de Estados Unidos en la zona. En la relación entre Washington y Tel-Aviv de los últimos ocho años, la deslealtad ha venido del lado de Netanyahu (ese discurso en el Congreso contra el acuerdo con Irán). Washington necesita si no una solución (probablemente no es imprescindible), sí un proceso de paz que al menos actúe como zanahoria. Que Netanyahu lo entierre no solo sobre el terreno (donde esta solución está muerta desde hace tiempo), sino de palabra, como está haciendo, es un golpe sin precedentes que Estados Unidos no puede tolerar. Netanyahu parece convencido de que Donald Trump gobernará también en este tema en contra de los intereses de su propio país. Está por ver.