EL ADN de la semana

Conejo

La especie, originaria de la península Ibérica, fue domesticada hacia el año 600

PERE PUIGDOMÈNECH

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El pasado agosto se publicó el genoma del conejo. Quizá por ser en vacaciones, pasó inadvertido a pesar de ser el único mamí-

fero originario de la península Ibérica que hemos incorporado a nuestras granjas. Resultados recientes nos hablan de cómo se domesticó.

El origen del conejo es ibérico e incluso la misma palabra España podría ser fenicia y significaría tierra de conejos. Pero el conejo ha hecho un viaje extraordinario. Hace unos 10.000 años salió de la península y comenzó a colonizar Francia desde el sur, donde alrededor del año 600 fue domesticado después de que el Vaticano dictaminara que no contaba como carne para la abstinencia de Cuaresma. Por la acción humana, el conejo ha poblado el planeta, a veces de forma catastrófica. En Australia fue introducido en el siglo XVIII, proliferó sin control y hacia 1920 vivían allí 10.000 millones de conejos y se habían convertido en una plaga. El conejo es la quinta fuente de proteínas animales del mundo.

El genoma ha permitido estudiar detalles interesantes de la especie. Una línea imaginaria que va desde el sur de Galicia hasta Murcia, y que no sigue ningún accidente geográfico, separa las dos subespecies de conejos que conviven en la Península. La línea coin-

cide aproximadamente con la división administrativa romana, pero no parece que esa sea la razón, sino la infertilidad en los descendientes de híbridos entre las dos subespecies.

Este estudio ha permitido también comparar las diferencias entre el conejo salvaje y el doméstico. En estado salvaje, el conejo es la base de la alimentación de muchas especies, como el lince ibérico. Para sobrevivir debe procrear de forma continua, pero también debe estar siempre alerta y esto no interesa a quien los cría. Uno de los cambios localizado en el conejo doméstico está en un gen que actúa en el cerebro y que podría estar relacionado con el autismo en los humanos. Esto le permitiría tolerar el entorno de cautiverio de una granja.