Pequeño observatorio

Conectar con el móvil... ¿y con los ojos?

Unas adolescentes muestran sus teléfonos móviles a la puerta de su instituto en Barcelona

Unas adolescentes muestran sus teléfonos móviles a la puerta de su instituto en Barcelona / JOAN PUIG

JOSEP MARIA ESPINÀS

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La noticia es curiosa. La instalación, en Sant Cugat, de unos semáforos en el suelo de la calle. Seguramente no sabré explicarlo bien. Se trata de una especie de botones luminosos colocados más o menos al nivel de los pies de los caminantes, y que indican cuándo tienen el paso prohibido. Parece que el objetivo es proporcionar una información luminosa para la gente que va caminando y corre el riesgo de no darse cuenta de la habitual señalización semafórica. O que viendo el aviso rojo se saltan tranquilamente la prohibición de atravesar la calle.

Los transgresores son de dos clases: los que deliberadamente no hacen caso del color y quienes van distraídos. De los infractores conscientes ya no vale la pena decir nada. La indisciplina cívica es difícil de corregir, porque no es ocasional sino que ya está arraigada en la actitud habitual de una persona. Pero hay muchos casos de indisciplina ocasional. «Sí, ya veo que está en rojo, pero pasaré, porque aún tengo tiempo de hacerlo antes de que llegue el coche, o la moto, que veo que se acerca». Se ha fijado en ese coche pero quizá no se ha dado cuenta de aquel otro que gira por la esquina, y avanza con rapidez propia de un Gran Premio.

Paloma Arenós explica que en Sant Cugat se han dedicado a ensayar la instalación de unos semáforos que pueden ser vistos por las personas que caminan por las calles con la mirada baja. No siempre para mirar dónde ponen los pies. Son bastantes los ciudadanos que caminan por la calle mirando su móvil y no dejan de mirarlo cuando la cruzan. Quizá han echado un vistazo a la derecha, o a la izquierda, cuando iban a entrar en el dominio de los coches y las motos.

Desde mi ático he oído más de una vez el ruido de un frenazo forzoso, seguido de unas voces alteradas. No hay ningún mensaje por móvil que no pueda esperar y nos permita dar cuatro pasos más hasta llegar a la acera.