Dos miradas

Concesiones

Tu oponente ideológico es tu gran amigo, con quien sigues yendo de copas y con quien discutes con el mismo ánimo con que después rompes a carcajadas

EMMA RIVEROLA

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No haremos concesiones a los que quieren romper la unidad de España. No haremos concesiones a los que niegan a Catalunya un futuro independiente. No haremos concesiones a los que actúan fuera de la ley… Demasiado a menudo, los políticos de uno y otro color anuncian, con gesto enérgico, su decisión irrevocable de no ceder ni un milímetro en unas futuribles negociaciones. El lenguaje ahonda en la línea del frentismo, levantando barricadas para hacer más fuerte la posición propia. Es evidente que esas rígidas declaraciones de intenciones hacen las delicias de los combatientes más entusiastas de cada reducto, pero más allá de los adeptos incondicionales, una gran parte de la sociedad catalana -seguramente, la mayor parte- no se imagina a sí misma en una trinchera. Porque resulta que esto no va por barrios, ni por casas. Y el independentista o federalista o unionista de turno es tu padre, tu hija o tu pareja. Tu oponente ideológico es tu gran amigo, con quien sigues yendo de copas y con quien discutes con el mismo ánimo con que después rompes a carcajadas.

Tienen razón quienes aseguran que el procésen más de una reunión familiar, pero aún es más cierto que la inmensa mayoría afronta la disparidad con paciencia y generosidad. Ese sin concesiones de los políticos es una patada a los que practican el diálogo cada día. Su ufana firmeza solo beneficia a los intransigentes.