Con "este tío" todo es posible

Cayó Busquets pero emergió Denis. La sala de máquinas parece a salvo. Y, además, siempre está Messi

Denis Suárez grita con rabia su gol ante Messi.

Denis Suárez grita con rabia su gol ante Messi. / periodico

ELOY CARRASCO

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La campaña vasca concluye con excelentes resultados en lo deportivo y pésimos en lo médico. Ante la Real, el Barça más pragmático de los últimos tiempos dejó muy a salvo la eliminatoria de Copa en un campo de minas. No fue fácil. En el camino se le quedó el músculo frío a Iniesta, que se perdió la fiesta de ayer y seguramente volverá pronto al baile. Ante el Eibar, el equipo estuvo brillante (con acciones sueltas de gran atropello defensivo) pero vuelve con un escayolado.

Sergio Busquets recibe mucha más estopa de la que parece, a pesar de que siempre figura en los primeros puestos del ránking del fingimiento. Pero vive expuesto, por su posición en el campo, a muchos balones divididos y a veces no todos los rivales los pelean con suma nobleza. A Sergio le tocó perder en la disputa. En el planchazo de Escalante a su tobillo, el argentino fue con todo, la colisión no pareció malintencionada aunque sí temeraria, y dejó una de esas imágenes feas que casi obligan a torcer la mirada. La consecuencia es que su ausencia será más larga que la de Iniesta, con lo que continuará el carrusel de centrocampistas.

PARA NO PASAR APUROS

Es la línea más poblada de la plantilla de Luis Enrique y hay elementos de sobra, el famoso fondo de armario, como para no pasar apuros. Hasta ahora ha dado la impresión de que el entrenador tenía dos intocables (Iniesta y Busquets) y un favorito (Rakitic). Como se suele decir: si mañana hubiera una final de la Champions, los tres centrocampistas que la jugarían serían ellos. Pero flaqueó la fe del míster en el croata, probablemente con el impulso de su intención por dar más cancha a André Gomes, la gran apuesta en el mercado el pasado verano. Sin embargo, el portugués, que tampoco termina de sacudirse una estampa de languidez que poco le ayuda, se quedó sentado en Ipurua. Cuando el ligamento de Busquets se quebró, Luis Enrique decidió que quien diera el paso al frente fuese Denis Suárez.

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Es el benjamín de la plantilla y se estrenó con un gran gol, un ramalazo de potencia, lo que se dice un cañardo, aparentemente impropio de un futbolista tan fino. Hace unos meses, cuando se concretó el regreso del gallego al primer equipo, declaró en una entrevista a este diario: «Sé que tengo que tener paciencia y aprovechar las oportunidades. Sé que Luis Enrique confía en mí. Quiero hacerme un hueco en este equipo. Cuando vine aquí ya sabía lo que había. Soy el más joven de la plantilla, debo ser paciente». Fue un gol importante para él y para el equipo. «Estoy aquí», mister, ha dicho Denis.

EL PUNTO DE VISTA DE MENDILIBAR

La sala de máquinas del equipo parece en buenas manos. Y, además, anda por ahí el número 10, Leo Messi. Su función en Ipurua es digna de entrar en uno de los recopilatorios de sus grandes éxitos (habrá tantos...). Como fabricante de pases de gol también es el mejor, y encima luego va y marca uno de puro delantero centro. Con él todo es posible. O como dijo Mendilibar con el punto de vista opuesto, de quien tanto lo ha sufrido, «con este tío es imposible».