VÍSPERAS DEL MOBILE WORLD CONGRESS

El componente humano de cada teléfono móvil

En la industria electrónica global la fuerza de trabajo se expone a explotación y abusos de derechos humanos

Menores trabajando en una mina de coltán, en la República Democrática del Congo.

Menores trabajando en una mina de coltán, en la República Democrática del Congo. / ARCHIVO / EYEDEA PRESSE

ALBA TREPAT

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Se acercan las fechas en las que Barcelona se muestra más visiblemente como Mobile World Capital: la celebración del Mobile World Congress. Cientos de expositores se reúnen para presentar las últimas tendencias en la digitalización de todas las operaciones cotidianas. Entre ellos las grandes empresas de la electrónica que gobiernan las principales cadenas de suministro globales.

Mientras la mirada se pone en los dispositivos que tenemos en la mano y sus aplicaciones, queda en un plano invisible el hecho de que estas cadenas globales son redes muy complejas formadas por millones de personas trabajadoras vulnerables a la explotación con condiciones de trabajo que se equiparan a menudo a la esclavitud moderna.

Las marcas de electrónica impulsan prácticas comerciales que buscan la reducción de costes a cada paso de la cadena; deslocalizan la producción y cambian de proveedores para conseguir plazos de entrega cada vez más ajustados por precios más bajos. Estas prácticas aprovechan e indirectamente fomentan una fuerza de trabajo desprotegida contra vulneraciones de los derechos humanos, como jornadas excesivas, salarios indignos, trabajo forzoso, discriminación, riesgos para la salud y la seguridad, y restricciones a la libertad de asociación.

VOCES FRENTE A LOS ABUSOS

En el Mobile World Congress se hablará de cómo la conectividad puede facilitar el desarrollo social y económico y promover los Objetivos de Desarrollo Sostenible a través de la inversión en innovación y en la red. Un debate que no incluirá en cambio las voces de los trabajadores y las trabajadoras en lucha contra los abusos a que estas cadenas de suministro globales las someten, una cuestión capital para el desarrollo social. Dos ejemplos recientes.

El pasado octubre, redes de apoyo de Myanmar fueron informadas de que una fábrica de Cal-Comp Electronics de Tailandia estaba reteniendo pasaportes y permisos de trabajo y cobrando tarifas exorbitantes de hasta 700 dólares para contratar trabajadores y trabajadoras de Myanmar. Comp Electronics produce componentes electrónicos para grandes marcas, algunas de ellas presentes en el MWC de este año.

Privar a las personas trabajadoras de la posesión de sus propios pasaportes y documentos de identidad personal junto con el cobro de tasas altas de reclutamiento restringe fuertemente su libertad de movimiento y por lo tanto aumenta el riesgo de trabajo forzoso. Gracias a la actuación de las redes locales en contacto con fuertes compradores públicos, en noviembre los documentos de identidad comenzaron a ser devueltos así como las tarifas indebidas.

HORAS EXTRAS

En Filipinas, C&F despidió a 87 personas en junio pasado -alegando reducción de pedidos- entre las que había 63 miembros de un sindicato. La empresa se quedó solo con 20 personas en plantilla (cinco sindicalistas) pero mantuvo a 50 personas contratadas a través de ETT con horas extras diarias. En agosto la cifra de personas contratadas ya había subido a 200 en total.

El departamento de Trabajo de Filipinas abordó el caso como práctica antisindical y exigió la readmisión de todas las 87 personas. La empresa, sin embargo, combatió esta decisión y obligó a muchas a aceptar compensaciones por despido. Este enero solo 22 personas que se habían resistido a aceptar la compensación fueron finalmente readmitidas, pero no con las mismas condiciones como exigía el departamento y aisladas en un pabellón aparte para restringir el alcance de su discurso. C&F también produce componentes electrónicos para algunos de los expositores en el MWC.

En la gran celebración del progreso tecnológico que quiere ser el Mobile World Congress puede ser fácil obviar que, en gran parte, los componentes de la industria electrónica son, en definitiva, personas.