Comparar la estética con la casta

Digo lo que pienso y lo cierto es que Monedero es fiel a su nombre y los dineros le pierden. Seguro que todo es legal, pero ese todo es poco para un escudero de la limpieza de la casta. La práctica de tener una empresa para facturar trabajos que deben declararse como trabajador autónomo es tan habitual que forma parte del ADN emprendedor en España, donde la mayoría de las empresas son unipersonales. Pero es que Podemos ha nacido para romper las costumbres ancladas en el pasado y la estética manda. La Universidad Complutense puede ahora salir a escena y exigir una parte de los éxitos de su profesor en forma de ingresos inesperados y Monedero quedar en evidencia en el marco de una casta universitaria e intelectual que tiene el privilegio de impartir enseñanza a los demás. Sin embargo, lo que menos me gusta de Monedero es cómo canta. Literalmente canta fatal, especialmente en los mítines, y ahora sus actos pasados vuelven a cantar, y mal. El posible electorado de Podemos está en condiciones de perdonar ante tanto villano suelto en otros rebaños, pero esa capacidad puede quedar erosionada con el paso de los meses.

El repaso al que la derecha va a someter al partido Podemos de Pablo Iglesias va a ser tan intenso que pocos quedarán inmaculados. En cualquier caso, comparar la estética con la casta o la corrupción parece un burdo intento de frenar un cambio que ya parece inevitable. Que el empleo no es lo que era hace cinco años; que la traición de los Pujol nos ha revuelto el estómago; que los recortes sanitarios son causa de muerte de nuestros seres queridos; que Bárcenas no se arrepiente de nada; que el PP piensa que todo va bien; que todos somos algo de casta para otros... Son algunas de las evidencias que nos rodean y que hacen que las varas de medir no sean para todos del mismo tamaño.