¿Quién se ridiculiza más que el Comité de Competición?

Neymar, atendido por Messi, se lamenta del lanzamiento de la botella en Mestalla.

Neymar, atendido por Messi, se lamenta del lanzamiento de la botella en Mestalla. / periodico

ALBERT GUASCH

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Dicen del presidente del Comité de Competición Comité de Competición que es aficionado a las actas con apuntes sarcásticos. No se conforma con comunicados asépticos, describiendo hechos y dictaminando con rigor. Le va la literatura y los juicios de valor. Y ello parece convertirle en ocasiones en el cabecilla de una trinidad de la moral y la moralina en lugar de un panel de jueces meramente técnico, que se supone que es lo que debería ser.

Es tan sumamente incorrecto el veredicto sobre los hechos de Mestalla que solo adquiere sentido desde una perspectiva frívola de lo que acontece en el fútbol. Deja perplejo el paternalismo al referirse al “comportamiento poco ejemplar" de los futbolistas del Barça. Y más aún la afirmación de que se ridiculizan a sí mismos, se supone que por no aguantar estoicamente el lanzamiento de botellas y demás enseres voladores. No hubo brechas, no hubo sangre, no hubo necesidad de pasar por el quirófano, ¿de qué se quejan?

RISAS E INSULTOS

Es un dictamen que cae en una terrible equidistancia. Tan censurable es en su opinión la hostilidad de la crispada afición del Valencia, manifestada con botellazos con puntería, como la celebración por lógica vehemente de un gol ganador pasado el minuto 90. Y encima comete el Comité la injusticia de analizar únicamente un fragmento, un instante, sin mirar el contexto de todo un partido de comportamiento agrio de los seguidores.

No habría tanta ironía y ánimo de incitar las risas de la parroquia de su asador de cabecera si los insultos que se escucharon en Mestalla hubieran ido dirigidos a otros ciudadanos. Y mejor no entrar a barruntar si los agredidos hubieran sido una piña de jugadores vestidos de monocolor. Mejor dejemos esta parte comparativa al margen.

EL MILAGRO DE MESTALLA

Se sospecha que nos adentramos a partir de ahora en una etapa en que sobreanalizaremos las celebraciones de todos los futbolistas. Y mediremos con ojo de halcón la proximidad entre el lugar en que alzan alegremente el puño y la grada de la afición rival. Y ay como rocen la cal. Y no veas si es Cristiano Ronaldo quien se exceda en la teatralización del festejo. Al Comité de la escritura desenfadada le reclamaremos que afile su ágil prosa. Y a Javier Tebas...  A Tebas, con que hable poco ya casi que nos conformamos.

El Barça, tan tibio tantas veces, ha salido con firmeza al corte. Debe tener continuidad. Porque parece que solo el club azulgrana es capaz de unir a dos entidades tan enemistadas como la LFP y la Federación. Es el milagro de Mestalla. Conviene no aflojar.