Comercio, impuestos y 'top manta'

Hace un año, diversas organizaciones de comerciantes (como Fundació Barcelona Comerç o Barcelona Oberta) pusieron sobre la mesa un manifiesto en el que se clamaba por una solución a un problema ya endémico de la ciudad, el 'top manta'. Se quejaban entonces del «crecimiento y el enquistamiento» del mercadeo ambulante y exigían una postura combativa al ayuntamiento. Un año después, los comerciantes barceloneses vuelven a arremeter contra una práctica ilegal que perturba su negocio y que crea inevitables conflictos. 

En este periodo, el consistorio que lidera Ada Colau ha puesto en marcha lo que ya prometió en su día, un proyecto integral y social que excluye la simple ofensiva policial y aboga por una reinserción de los vendedores ambulantes, reciclados bien en programas de inclusión laboral, bien a través de cooperativas como la DiomCoop, que han de ofrecer un margen de maniobra para reconducir la situación. Desde el ayuntamiento se afirma que este verano habrá menos manteros, un dato que la misma Guardia Urbana pone en duda, pero es innegable que la proliferación de la venta ilegal es una cuestión espinosa que perjudica a los comerciantes que están al día en el pago de sus impuestos. Compaginar los intereses legítimos del comercio con el respeto por la dignidad de las personas nos conduce a pensar en soluciones que no pasan por la simple represión sino por una política de integración, más lenta, quizá, pero más eficiente y justa.