Nuestras sagas

JAUME SUBIRANA

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Las sagas islandesas, escritas en los siglos XIII y XIV, narran con una mezcla de realismo e imaginación el poblamiento de la isla del Atlántico Norte en el siglo X, pero la 'localidad' de las sagas y la mitología nórdica no fue ningún inconveniente para inspirar buena parte de los universos de Wagner o de Tolkien. Nos lo explica en el hogar de Snorri Sturluson, autor de la 'Saga de Egil'Jón Karl Helgason, que estudia la pervivencia de las sagas y su imaginario en proverbios, nombres de lugares y calles o marcas comerciales. Islandia es un país en el que por diversas razones el pasado es poco material (ha dejado poca piedra), y esto concede más importancia a la literatura, en su caso a las sagas: la gente mira el paisaje (y el pasado, y el país) en buena parte en los términos en que la literatura tradicional habla de él. En castellano una función similar la cumpliría el 'Quijote' de Cervantes. Me pregunto, sin embargo, cuál sería este libro en catalán.

Recientemente se han hecho públicos los manifiestos 'SOS. Literatura a l’ensenyament', del Col.lectiu Pere Quart, y 'Per a una presència digna de la literatura a l’ensenyament', consensuado por 17 grupos de investigación universitarios, con demandas tan evidentes que casi avergüenzan, empezando por que se introduzca la literatura como materia con tiempo específico durante toda la ESO y que se incremente el tiempo de docencia que se dedica a la lengua y a la literatura catalanas. Los dos manifestos han obtenido muchas adhesiones, individuales y de entidades, pero diría que intuimos que no pasará nada: el tema no es culpa de Madrid, son los políticos y planificadores catalanes los que han decidido o han aceptado la lenta retirada de la literatura en la enseñanza, una retirada que algunos tememos que será también la de nuestras palabras en la sociedad en general. Y ya veo a quien apunta que es una cuestión estructural, que no se puede hacer más. Entonces, que por lo menos no nos entretengan con sus argumentos, que los responsables gubernamentales se ahorren sus articulitos líricos y dejen de utilizar a la literatura y a los escritores de bayeta. O sagas, o nada.