Pequeño observatorio

El colchón amigo y el rebelde

Un anuncio me ha hecho recordar el día que pernocté con Cela en un pajar del Pirineo

Balas de paja en un campo de cereales.

Balas de paja en un campo de cereales. / XAVIER JUBIERRE

JOSEP MARIA ESPINÀS

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He visto en la prensa un anuncio de colchones. Si me he detenido ante esta oferta no ha sido porque estos días esté pensando en comprarme uno nuevo. Sencillamente, ha sido porque, acostumbrado a considerar los colchones como objetos más bien modestos, me he encontrado con que algunos modelos se identificaban con siglas que causaban una cierta impresión. Un colchón había sido bautizado como ML700 y se apuntaba al éxito creciente de las siglas. «Estamos rodeados», que se diría en una película de vaqueros. Hojeo el periódico y encuentro siglas rápidamente: UAB, ACE, IPC, CCOO, PIB, ECC, FICOMIC...

Volviendo al colchón, sobre el ML700 se hace saber que, entre otras cosas, elimina los puntos de presión de una manera correcta y específica para cada parte del cuerpo gracias a cinco zonas de descanso diferenciadas, y que cada área del colchón está concebida para satisfacer las necesidades ergonómicas, etcétera. Y son muy importantes los «conos viscoelásticos».

Todo esto me ha hecho pensar en un momento muy especial de mi vida. Iba a pie con Camilo José Cela por el Pirineo y antes de empezar a subir el puerto de Les Ares nos quedamos a dormir en un hostal. Más precisamente, en un gran pajar. Nada de colchones ergonómicos. La paja se amontonaba hasta el techo del cobertizo, y nos hundíamos. Nos dejaron una vela para trepar, procurando que no se encendiera el pajar y nosotros dentro de él. «Quien de joven no trabaja, de viejo duerme en la paja», avisa un refrán. Debo decir al lector que entonces estábamos trepando por el Pirineo sin rendirnos a la pereza. Y de hecho, escalar la montaña de paja que llegaba hasta el techo del habitáculo requería una cierta moral. Los pies resbalaban y era preciso, cuando la paja cedía bajo nuestros pies, volver a intentar construir un estrecho nicho de paja para poder pasar en él unas horas hasta la mañana sigiuente.