Editorial

Colau aprueba a mitad del camino

El turismo, el precio de la vivienda y la contaminación se sitúan como los principales problemas para los barceloneses

La alcaldesa Ada Colau en la toma de posesión de junio del 2015.

La alcaldesa Ada Colau en la toma de posesión de junio del 2015.

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Cuando acaba de traspasar el ecuador de su primer mandato, Ada Colau se afianza y volvería a ganar las elecciones en Barcelona si se convocaran en este momento, según el barómetro que sobre política municipal publica hoy este diario. No sería, sin embargo, una victoria suficientemente amplia como para modificar la actual fragmentación del arco político en el ayuntamiento. Su partido, Barcelona en Comú, solo sumaría un concejal más a los 11 de ahora lo que le seguiría condenando a la precaria minoría mayoritaria necesitada de pactos estables (como el vigente con el PSC) o puntuales para sacar adelante la gestión de los grandes temas. ERC sería la más beneficiada y pasaría de cinco a ocho concejales a costa de la antigua CiU, que con seis regidores obtendría su peor resultado electoral en la capital de Catalunya. El PSC mejoraría mínimamente sus notas (un representante más) y quedaría también lejos de la posición de dominio que le dio la alcaldía durante décadas. La CUP retrocedería y Ciudadanos y PP lograrían apoyos muy similares a los últimos comicios.

La gestión municipal recibe una nota media de 5,4, la misma que la propia alcaldesa, aunque esta no puede evitar el degaste del poder: era valorada con un 5,8 cuando ganó la alcaldía y había alcanzado el 6,8 en el 2014.  Con todo, Colau genera más confianza en el futuro que su antecesor Xavier Trias a medio mandato. Cara a las perspectivas venideras, las respuestas optimistas superan a las pesimistas: un 40,9% de los encuestados creen que la ciudad mejorará durante el año próximo. Se certifica así que el discurso apocalíptico con el que la oposición saludó al equipo de gobierno no ha calado, bien sea por el mensaje extremista de sus promotores como también por el inevitable baño de realidad al que se han tenido que someter las promesas electorales de los ganadores.

Aparte de la radiografía política, el estudio del GESOP recoge las procupaciones principales de los barceloneses.  Si hace cuatro años la economía era el primer problema, ahora son la movilidad (tráfico, transporte público), la vivienda, el turismo (la mayoría lo considera positivo pero cree que se está tocando techo) y la contaminación: tres de cada diez barceloneses aseguran notar ya en su salud los efectos de los malos humos que se respiran en la ciudad.