tú y yo somos tres

Cohabitación radiofónica

FERRAN MONEGAL

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El mejor gag sarcástico que nos ha ofrecido Polònia (TV-3) en el arranque de su nueva temporada ha sido esa estampa tremenda, bestial, desternillante, de Duran Lleida en Panamá, haciendo una especie de exorcismo, o vudú, en taparrabos  el día de la Diada. En plan chamán invocaba a los espíritus para que descargasen sobre Catalunya una tormenta, un gran diluvio, que anegase la Via Catalana. ¡Ahh! Bien mirado, no es que tengan los polacos una especial fijación con Duran, y disfruten chinchándole. La verdad es que este político no para de ofrecerles material para la sátira. El viaje que se ha inventado a esa república centroamericana para no estar en Catalunya este 11 de septiembre  forma parte del delirante surrealismo político en el que está sumergido. Y como es natural -y es su obligación-, en Polònia le retratan.  Si este fue, a mi juicio, el gag más delirante y sarcástico, el más sutil y afilado fue la escena que dibujaron sobre dos radiofonistas que teóricamente compiten: Mònica Terribas (Catalunya Ràdio) y Jordi Basté (RAC-1). Resulta que los han presentado durmiendo los dos en la misma habitación. Camitas separadas, pero cobijados bajo el mismo techo. ¡Ahh! Ese planteamiento escenográfico esboza, insinúa, permite, lecturas apasionantes. Aunque en teoría sirven a marcas -empresas- radiofónicas distintas, esa cohabitación en la que les enmarcan sugiere una identidad existencial. O sea, que aquí la finezza es ironía. Con la foto fija del dormitorio compartido quizá nos están advirtiendo los polacos que ambos se hospedan y abrigan bajo el mismo paraguas.

INGENUO CAMPAMENTO .- Ha concluido Campamento de verano (T-5). No me sumo a los ataques que ha suscitado este programa. Este reality de rupestre cercanía que se han inventado ha sido en el fondo una comedia tan inocente como agropecuaria. A diferencia de la ratomaquia Gran Hermano, que tortura a pobres criaturas ajenas a la tele y que van recolectando por las Españas, aquí todos eran profesionales de las papillas de esta cadena. Excepción hecha del triste papel de la premio Planeta, el resto eran carne de cañón habituales de otros programas. Desde Karmele Marchante a Olvido Hormigos o Sonia Monroy. El premio final era lo de menos. Lo importante era el contrato para que practicasen entre ellos el canibalismo. Aquí la crueldad -bien pensionada- se compaginaba con la farsa.