La coartada catalana de Rajoy
Catalunya es una piedra en el zapato de la gobernabilidad de España, pero el mero anuncio de un referéndum unilateral podría desbloquear la investidura
Enric Hernàndez
Director
Director de EL PERIÓDICO desde el 2010 y licenciado en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona. En 1998 se incorporó al diario como redactor jefe de Política en Madrid. Un año más tarde, asumió la jefatura de la delegación y, en el 2006, fue nombrado subdirector. También trabajó en 'El País' como director adjunto y en el diario 'Avui', donde inició su carrera profesional.
ENRIC HERNÀNDEZ
Con punzante ironía, Carles Puigdemont da en el clavo al ufanarse de la "bofetada catalana" que se ha llevado Mariano Rajoy. Es cierto: 36 de los 47 diputados catalanes del Congreso votaron el miércoles y lo harán este viernes contra la investidura del candidato popular. Aunque, contra lo sugerido por el 'president', no todos esos 'nos' obedecían al veto del PP al referéndum de independencia, es innegable que Catalunya se ha convertido en una piedra en el zapato de la gobernabilidad de España.
Lo es sin duda para Rajoy, que con su ejecutoria tanto en la oposición como en el Gobierno ha espoleado el independentismo, pero también para Pedro Sánchez, pues la línea roja del referéndum dificulta el acercamiento a Podemos y le priva de los votos de ERC y PDC. Sin una solución dialogada, Catalunya es un problema para España.
Pero, paradojas de la política, el curso del proceso soberanista también puede suministrar una coartada a quienes, dentro del PSOE y en sus aledaños, suspiran por una abstención socialista que saque a España del desgobierno, aun al precio de entronizar a Rajoy. El propio candidato abrió un paréntesis en su soporífero discurso del martes para abominar con vehemencia de los planes soberanistas, esbozando la que a buen seguro será su estrategia para obtener una investidura 'in extremis' en octubre.
¿SALVAVIDAS DE RAJOY?
Todo indica que, para recabar el apoyo de la CUP y así salvar la cuestión de confianza del 28 de septiembre y los presupuestos del año próximo, Puigdemont está dispuesto a anunciar --e incluso poner fecha-- al primer acto nítido de ruptura con España. Muchas voces apuntan que el choque de trenes será la convocatoria de un referéndum unilateral independencia (RUI) en el primer semestre del 2017, de improbable celebración por el veto del Estado pero fuente segura de un conflicto muy útil para ampliar la base social de independentismo.
El mero anuncio del RUI en el Parlament brindaría al PP el pretexto para, apelando a la defensa de la unidad patria, reblandecer el berroqueño 'no' de Sánchez. Quién sabe si, tras la "bofetada" de esta semana, Catalunya no acabará siendo el salvavidas de Rajoy.
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