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Clara Perera: "Lo único que pido antes de morir es que haya paz"

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zentauroepp40502900 barcelona 11 10 2017 contra clara perera zapatero nonagenari171013130715 / Ferran Nadeu

Núria Navarro

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Clara Perera, hija de guardia civil y obrera de La Sedeta, la pretendieron dos guardametas, Antoni Ramallets (Barça), y Joan Masip (Sabadell). El primero no tuvo éxito. Con el segundo tuvo un 'hijo del pecado', que era como lo calificaban durante el nacionalcatolicismo. Pese a las bombas, el hambre, las horas de telar, las injurias por ser madre soltera, Clara está insultántemente joven a los 94 (en su escalera la llaman "la extraterrestre").

¿Le gusta lo que ve, Clara? Sufro. No por mí, por mis tres hijos, que lo son todo. Yo ya viví una guerra.

¿Qué edad tenía usted? 13 años. Nací en el cuartel de la Guardia Civil de Sant Andreu de la Barca, en 1923. Trasladaron a mi padre a Sevilla y más tarde, a Zuera (Zaragoza). Yo tenía 9 años cuando se declaró la República. Mi padre, que era de Barcelona, pidió volver y nos instalamos en el –hoy famoso– cuartel de Travessera de Gràcia. Pero la guerra nos pescó en el de Consell de Cent. Franco desterró a mi padre, guardia de asalto, a Oviedo. Un año y sin paga. Nos repartíamos una tortilla de dos huevos entre cinco. Así que, a los 15 años, entré a trabajar en La Sedeta.

¿No fue a la escuela? De las tres hermanas, solo yo fui. Seis meses nada más, y todavía llevo las cuentas. 

¿Qué hacía en la fábrica? Era repasadora. Venía una tela negra y yo sacaba las motitas blancas con una pinza. Trabajé 17 años en la fábrica. Era muy alegre. Rendía la que más, sin parar de cantar y bailar. Y era bien parecida. Delgada y con mucho pecho. Tenía muchos pretendientes, ¿eh? Entre ellos Ramallets –su madre limpiaba los lavabos de la fábrica y su padre era encargado–, pero él tenía novia, así que lo cité en el cine y aún me espera.

Otro futbolista sí marcó gol. Joan Masip, el mejor portero de la época, dueño de telares en Sabadell.

Cuente la historia. Pasé una temporada muy desilusionada. Mi padre era un mujeriego, mi madre lo sabía y lo pagaba con nosotras. Un día, una compañera quiso animarme y me arrastró al baile Apolo. Allí estaba él, alto y guapo. Estaba separado y comenzamos a salir. Me llevaba a comer a El Abrebadero, al teatro, me compró unos zapatos de Gilda. Yo estaba enamoradísima. Pero él tenía unos celos de muerte...  No los podía aguantar. Un día rompí con él, se puso a llorar, me dio pena y me dejó embarazada.

Soltera, embarazada y en un cuartel de la Guardia Civil. Mi padre le dijo a mi madre: "No consiento que viva con nosotros, o Clara o yo". Y ella respondió: "Te vas tú". Joan nació el 1 de enero de 1951. Vinieron tiempos duros. Una de mis amigas de la fábrica, hija de un guardia civil que fusiló a Companys, me decía "puta" cada vez que pasaba por mi lado. Perdí los puntos por ser madre soltera.

¿El padre no se ocupó del niño? Al principio venía a verme, pero seguía con los celos y amenazó con quitarme al niño. Le dije que se olvidara de nosotros. 

¿Se volvió a enamorar? A los 31 años me salió un pretendiente 10 años menor que yo que tenía una pequeña empresa de construcción. Su familia puso el grito en el cielo. Yo, mayor y con un hijo, era "una puta". Jamás tolerarían mi presencia. Le dijo a su familia que me dejaba y que se iba a trabajar a Alemania. Luego pasó por Suiza y, al llegar a Lyón, me llamó, me dijo que le daría los apellidos al niño y me casé con él. Habríamos seguido en Francia de no ser porque estalló una bomba durante el conflicto con Argelia y nos asustamos.

¿Diría que ha sido feliz? Sí. Pese a todo. Lo único que pido antes de morir es que haya paz.