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Ni clara ni inclusiva; confusa y fraudulenta

JOAQUIM COLL

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Para evitar lo que estaba a punto de suceder, que la negociación para acordar una sola pregunta acabara en un sonado fracaso y, por tanto, en un ridículo histórico, los partidos soberanistas han acabado bendiciendo una propuesta que a todos pudiera satisfacer sobre el papel. Pero estudiada con atención salta a la vista que se aleja de la reivindicada claridad escocesa. Se trata de una doble pregunta que empieza con un enunciado confuso y acaba con lo que podría llegar a ser un fraude democrático a la voluntad de los electores. La primera pregunta (¿Quiere que Catalunya sea un Estado?) nada significa jurídicamente. No sabemos si ese Estado es líquido, sólido o gaseoso, si se nos propone una Catalunya federada a España o confederal. Se trata de un enorme despropósito conceptual que ya había sido criticado anteriormente desde muchos ámbitos académicos.

Pero siendo esto censurable, lo peor es lo siguiente. Fíjense que solo si se vota primero a favor de ese vaporoso Estado se puede participar en la segunda pregunta, la auténticamente relevante (¿y que sea independiente?). De manera que todos los votantes que hubieran cogido primero la papeleta del no o del voto en blanco quedarían automáticamente excluidos de la segunda pregunta, y no participarían en decidir el sí o no a la secesión. Podría muy bien ocurrir  que la ruptura con el resto de España se impusiera al ganar el  en las dos preguntas, pero con un porcentaje independentista minoritario en relación al total de votos emitidos. Matemáticamente, con un poco más de 25% podría ganar la secesión. En Puerto Rico, en el 2012, plantearon también una doble pregunta para decidir su nuevo estatus político, pero tanto los que dijeron que querían cambiar como los que no pudieron elegir luego entre tres opciones en la papeleta (Estado de EE.UU, Estado libre asociado soberano o Estado independiente). ¿Por qué aquí no?

La doble pregunta encadenada no es clara ni inclusiva, porque ese Estado que se propone en primer lugar nada significa. La única propuesta concreta es la independencia. Sorprende que ICV-EUiA pueda apoyar, desde una posición no nacionalista, una propuesta confusa conceptualmente y fraudulenta en términos democráticos. Ayer Joan Herrera sacó pecho y dijo que los federalistas podían votar junto a los independentistas. Es un enorme engaño que no aguanta un debate racional.

¿Cómo se ha llegado hasta aquí? Sencillamente, porque todos saben que la consulta no se hará. Que es una gran broma, aunque puede acabar finalmente en auténtico drama nacional El único que sabe lo que quiere de verdad es Oriol Junqueras. El resto son víctimas del embrujo del llamado derecho a decidir, que no es otra cosa que la autodeterminación para la independencia.