EL RADAR

Cincuenta sombras de Uma

Los chistes a costa de Thurman en conversaciones, redes y medios dan para una tesis doctoral de la vergüenza

JOAN CAÑETE BAYLE

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Esta debería haber sido la semana de 'Cincuenta sombras de Grey' y ha acabado siendo la de Uma Thurman, la de las 50 sombras de maquillaje en su rostro que hicieron que la prensa de medio mundo, incluido este diario, publicara que al cirujano plástico de la actriz se le había ido la mano con el bisturí, que le había hecho un burdo Renée Zellweger. Hay muchos motivos que explican el revuelo originado por la supuesta cara nueva de Uma; uno de ellos, que el modelo estético imperante (y machista) exige a las actrices (a las mujeres) un cuerpo perfecto y después las crucifica si lo logran a  través de la cirugía. Los chistes a costa de Thurman en conversaciones, redes y medios dan para un tesis doctoral de la vergüenza.

En una carta publicada el viernes, Núria Carreras, administrativa de Banyoles, hablaba de la desigualdad en la alfombra roja: "Me pregunto por qué las actrices en pleno febrero y con temperaturas bajo cero llevan esos vestidos con espaldas al aire, sin mangas, con escotes vertiginosos y unas telas que sirven para cubrir mínimamente los cuerpos pero no para abrigar. ¿No existen vestidos bonitos de invierno, o abrigos para llevar en la alfombra roja?". Huelga decir que en las entregas de premios, como en bodas o fiestas de fin de año, los hombres lo tenemos más fácil: traje, camisa, corbata.

Hace unos días, Olga Gili, estudiante de Barcelona, cargaba contra la idea misma de "modelo estético". "Nadie niega que los ángeles de Victoria's Secret son chicas preciosas. Pero ¿podrían estas chicas tener un poco más de peso? Estas chicas dan una visión equivocada a la sociedad sobre lo que es perfecto. Nunca nos aceptaremos si no dejamos de compararnos con chicas secuestradas por ellas mismas", escribió Olga, que destacaba el hecho de que de la tiranía del modelo estético a la que se somete a la mujer no se escapan ni las famosas que contribuyen a cimentar ese mismo modelo con el ejemplo que transmiten desde las alfombras rojas de este mundo. De ahí lo de "secuestradas por ellas mismas".

En Entre Todos es habitual que recibamos cartas sobre el machismo. Es uno de los temas que siempre está ahí, latente, lo cual es normal porque sigue siendo una lacra en nuestra sociedad (un ejemplo, una noticia, de esta misma semana: el 30% de los españoles de entre 12 y 24 años están en mayor o menor medida de acuerdo con la tesis de que "cuando una mujer es agredida por su marido, algo habrá hecho para provocarlo").

Estos días hemos hablado de machismo a cuenta de las actrices. Otras veces, hemos hablado de los piropos ("'Ven aquí, bonita, que nos lo pasaremos bien'. '¡Vaya cuerpo, niña!'. Esto es lo que una chica puede oír recorriendo una calle (...) Debería ser normal que una chica pudiera escoger su vestuario y pasear sin miedo", Marta Gatell, 29/11/2014 ); de la violencia machista ("La muerte de una mujer es la muerte de todas las mujeres", Glòria Fandos, 16/8/2014); de la cultura ("Los contenidos machistas de Torrente 5 no tienen justificación ya que alcanzan a una audiencia considerable, la mayoría jóvenes", Anna Julià Hidalgo, 7/10/2014); y de la educación y los estereotipos ("Se han dado pasos importantes hacia la igualdad, pero se sigue tratando a las mujeres como un objeto susceptible de poseer y, por tanto, de ser utilizado como le  plazca a su dueño", Carmen Gracia, 24/112014).

Destacan algunos críticos cinematográficos que en la película 'Cincuenta sombras de Grey', cuya versión literaria es un triple 'best seller'consumido preferentemente por mujeres, no aparece ni un pubis masculino. No podremos discutir, pues, sobre la anatomía de Jamie Dornan pero sí sobre la de Dakota Johnson. Y cuando veamos a Jamie Dornan en una alfombra roja -sin pasar frío, eso sí- no nos dedicaremos a analizar con brocha gorda si lo suyo es natural, bisturí, maquillaje o relleno. No importa, es un hombre.