La clave

'Charlie' en el Camp Nou

Criticar a la mano que te da de comer (Qatar) o al mejor jugador de la historia del mundo y del Barça (Messi) es arriesgado

ALBERT SÁEZ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los minutos de silencio en el Camp Nou son impresionantes. La magnitud del estadio sumada a la disciplina de los aficionados consigue un efecto atronador. El domingo sonó El cant dels ocells en memoria de las víctimas del semanario satírico Charlie Hebdo. Lo hizo bajo la presidencia de un enorme reclamo publicitario de Qatar Airways, la compañía de bandera de un estado acusado de auspiciar y de financiar a los movimientos terroristas que organizaron el atentado de París. Resulta cuanto menos irreverente reivindicarse Charlie Hebdo Charlie Hebdocobrando de los patrocinadores de sus presuntos asesinos. Más paradójico resulta aún que entre los actuales dirigentes del club se encuentren los que en su día pusieron pegas a aceptar el patrocinio de una casa de apuestas. Se ve que, para algunos, el juego es más perverso que las dictaduras, sobre todo si son amigas.

Ciertamente es tarde para rasgarse las vestiduras. Nadie ha hecho nada durante años ni tampoco se le puede pedir a los clubs de fútbol que hagan lo que no hacen los gobiernos: romper relaciones con los estados amigos de los terroristas. Pero quizá, como en tantas otras cosas, el fútbol puede dar el primer paso y empujar. Y no debería hacerlo el Barça en solitario sino el conjunto de los equipos que están plagados de patrocinadores y de accionistas de esas mismas latitudes.

Matar mensajeros

La voz contundente de Manel Vic anunció igualmente que con ese minuto de silencio se pretendía defender «la libertad de prensa y cualquier ataque a la libertad de expresión». Poco duró tan venerable propósito. Noventa minutos después, Luis Enrique y el astro Messi -merecidamente jaleado por la afición- cerraron su crisis culpando a los periodistas «catalanes» de las turbulencias de las últimas semanas. Curioso razonamiento circunscribiendo la crítica a los medios locales que, al parecer, no pueden ni deben ni se les ha de ocurrir airear «la mierda» (sic) ni en el caso de que exista. Criticar a la mano que te da de comer (Qatar) o al mejor jugador de la historia del mundo y del Barça (Messi) es arriesgado. Tanto o más como ser Charlie. No nos confundamos.