Chapapote audiovisual en Valencia

Primero persiguieron las emisiones de TV-3 en Valencia y todo aquello que olía a catalanismo. Luego saquearon la radiotelevisión pública valenciana mientras desde Madrid nos querían culpabilizar, a los catalanes, por pagar unos medios públicos dignos. La cantinela del gasto en TV-3 solo se ha visto superada por la obsesión que les provoca el Consell de l'Audiovisual de Catalunya, un organismo que han equiparado —con toda la mala intención— a la Inquisición. Tras rechazar, a pesar de sus falsas buenas palabras, la señal de TV-3 en Valencia, lo último ha sido el cierre de Canal 9 al más puro estilo golpista. Los mismos que critican a los organismos que garantizan la pluralidad de los medios catalanes son los que saquean y cierran televisiones en Valencia y Mallorca, aunque eso les deje sin medios audiovisuales en lengua propia. Les importa bien poco.

La prepotencia del PP, con la excusa de la crisis y la austeridad para lo que les conviene, nos traslada una década atrás. El fundido a negro de Burjassot es el chapapote de la Costa da Morte. Y la indignación política y social en Twitter con #RTVVnoestanca es el Nunca máis versión digital. Metáfora de los tiempos que vivimos, por ello la ley Fernández. Gente protestando en las redes por el cierre de un medio tradicional, en este caso prostituido políticamente hasta que los trabajadores asaltaron los platós.

Lo del Prestige salió gratis ante la justicia, y al PP le costó la mayoría absoluta en Galicia por muy poco. El socialismo y el nacionalismo juntos en la Xunta no triunfaron, y volvió el PP después de Fraga.

Canal 9 es aviso para navegantes en Catalunya. Si pudieran harían lo mismo con TV-3, no les quepa duda. Lo harían los de la TVE de ahora y los de la caverna audiovisual. Tomemos nota. Nunca máis.