LA CLAVE

Ni cerdas gordas ni perras

Miles de mujeres protestarán este sábado contra la misoginia de Trump

Donald Trump, en una conferencia de prensa en Nueva York, el 11 de enero.

Donald Trump, en una conferencia de prensa en Nueva York, el 11 de enero. / periodico

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Las mujeres no pudieron evitar la victoria de Donald Trump pese a que la misoginia del nuevo presidente de los Estados Unidos estaba ya más que documentada. No pudieron las afroamericanas y las latinas, y no quisieron la mayoría de las mujeres blancas puesto que un 53% le votaron (10 puntos porcentuales más que a Hillary Clinton). 

El mal ya está hecho pero eso no debería llevarnos a la resignación sino todo lo contrario. Miles de mujeres, procedentes de todos los estados, se manifestarán el próximo sábado en Washington para reivindicarse ante el hombre más poderoso del planeta, el mismo que tilda de "cerda gorda" a una presentadora, que llama "perra" a la fundadora del 'Huffington Post', y que defiende que a las mujeres se nos puede "coger por el coño y hacer lo que quieras". Pues no, no puede hacer lo que quiera, ni él ni nadie, por más que asegure que le da igual lo que pensemos o que le importa un bledo lo que los medios escriban de él mientras tenga a su lado "un trasero joven y bonito" ('Esquire', 1991). 

LA REVOLUCIÓN PENDIENTE

Las mujeres americanas que saldrán este fin de semana clamarán contra "la agenda del nuevo presidente, basada en el miedo, el odio, la misoginia, la discriminación, y sus valores". Su protesta, gracias a las redes, tendrá eco en otros muchos países porque aunque el epicentro estará en Washington hay previstas más de 300 manifestaciones en todo el mundo, desde Canadá a México y desde Australia a Nigeria. En Europa, las más masivas pueden ser las convocadas en Alemania, Reino Unido, Francia y Dinamarca. 

El machismo goza de buena salud y no solo gracias a Trump. Como describe con un humor contundente la periodista Natza Farré en su 'Curs de Feminisme per microones' (Ara Llibres), reivindicar los derechos de las mujeres no significa restárselos a los hombres. Su pronóstico es que la próxima revolución, todavía pendiente, será la que protagonizarán las mujeres. El llamado micromachismo, a menudo invisible –y consciente o inconscientemente demasiado tolerado–, está asumido con una normalidad que debería obligarnos a reflexionar. A todos. A nosotras y a ellos.