En primera persona

Cebos del ocio nocturno

«Estoy harta de que me hagan sentir como un trozo de carne solo por el hecho de ser una mujer»

icoy35233881 discoteca opium170309160707

icoy35233881 discoteca opium170309160707 / periodico

QUERALT ALLUEVA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Como a muchos adolescentes me gusta divertirme, reír, bailar, salir, llegar a las ocho de la mañana a casa después de una noche de diversión con los amigos; siempre me había gustado, siempre hasta hace poco… Un año atrás algo cambió en mí, me di cuenta de algo que no había visto hasta entonces o que, lamentablemente, me había limitado a ignorar. 

Estaba bailando en una discoteca con dos amigos y decidimos subirnos a la tarima central. Al segundo de estar arriba unos empleados de seguridad invitaron a mis amigos con unas dulces palabras y empujones a abandonar la tarima, pero ¿por qué? Por no ser mujer. Está claro, en un local con centenares de adolescentes hormonados no se pueden permitir tener a dos varones en la tarima que más se ve, deben tener durante absolutamente toda la noche una decena de chicas bailando para alegrar al personal.

Me repugna pensar que yo haya aceptado semejante espectáculo en más de una ocasión, me repugna haber sido incluso partícipe, pero lo que más me repugna es que se siga viendo como algo normal, tolerable. Y no. No es tolerable que por ser mujer seamos vistas como cebos que las discotecas usan para hacer negocio

Discriminación de género

Me preocupa que las nuevas generaciones nacidas en una sociedad aparentemente abierta, plural y respetuosa, sean tan egoístas o ignorantes como para obviar casos descomunales de discriminación de género. Me duele admitir que cada vez hay más aceptación hacia ciertos patrones de conducta despreciables. Por ejemplo, está muy bien visto que las discotecas dejen entrar gratis a las chicas pero no a los chicos, para muchas mujeres es un privilegio, para mí una vergüenza. ¿Por qué debería entrar yo gratis y no mi amigo? ¿Acaso las discotecas se han convertido en escaparates donde las chicas van a exhibirse para ser captadas por algún apuesto caballero? ¿Hasta dónde hemos llegado? Al final le tendré que dar la razón a mi padre y confirmarle que sí, que a las discos solo se va a ligar…

Otro ejemplo de aceptación de hechos repugnantes es el vestuario de camareras y bailarinas. Bajo mi humilde punto de vista no es necesario que una chica vaya en sujetador y tanga para servir bebidas o para bailar; aunque pueda parecer algo de mal gusto, en la discoteca nadie parece incomodarse con la ligera  vestimenta de las trabajadoras.

Máquinas de dinero

Noche tras noche las mujeres somos tratadas como simples máquinas de hacer dinero ya sea asistiendo de forma gratuita a las discotecas o sirviendo copas y buenas vistas. Tanto los empresarios, empleados y algún cliente parece que nos traten no como personas sino como caras bonitas que lo único que pueden hacer es decorar y generar dinero a costa de su cuerpo. El ocio nocturno en muchos casos solo es ocio para los hombres. Los dueños de las discotecas piensan en el dinero como todo empresario, pero ¿es necesario que seamos utilizadas como cebos para su beneficio? Me entristece que en la mayoría de locales no piensen en la diversión, comodidad y dignidad de la mujer. 

Aunque en general este patrón esté generalizado, hay locales que tratan de forma igualitaria a hombres y mujeres. Pero hasta que esa pequeña minoría no se convierta en amplia mayoría me niego a dejar de denunciar las denigrantes situaciones que vivimos. Estoy harta de que me hagan sentir como un trozo de carne, como un bien con el que hacer negocio por el simple hecho de ser mujer. Me parece repulsivo y vergonzoso que se promueva este tipo de ocio entre jóvenes, pero aún más que nosotros lo aceptemos. Y sí, me encanta divertirme e ir de fiesta pero si se respetan mis derechos, intimidad e integridad como persona