Al contrataque

Cautivos o cautivados por Mas

XAVIER SARDÀ

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Seguimos cautivos o cautivados por Mas, que a su vez está cautivo de la CUP, y ambos seguramente cautivos de la reacción de Rajoy y el Constitucional. Así de fácil y así de complejo. Vamos al encontronazo sin secretos, sofisticaciones ni planes B. Los que, como el gran Puigverd, tienen una clara vocación de airbag lo tienen muy difícil ante un choque que puede ser riguroso e inclemente.

En el reino de la paradoja encontramos ahora independentistas convergentes asustados y cabreados ante la supeditación aritmética a la CUP. Es como si alguien que nos ha llevado al precipicio se asusta porque hay otros con el cuajo suficiente como para lanzarse y hacer parapente. ¿Qué diferencia real ha habido entre Mas-Colell y Forcadell? La autoritas del conseller de Economia ha sido tan importante para el procés como la capacidad de telemovilizacion de Forcadell. ¿A qué viene ahora el canguelo de los supuestos consellers moderados? Los que quieren conseguir la independencia con un supuesto seny mesurado pero anticonstitucional se horripilan ante una CUP esencialmente coherente. Tristísimo papel de comparsa y supeditación el de Josep Rull y Marta Rovira, que se presentan ahora como antisistemas de quincalla al lado de los cuperos purasangre. Cosas veredes: independentistas moderados que quieren la independencia con la puntita nada más. Ortodoxos y protestantes a la greña y la inquisición al acecho. Qué ambientazo.

Los que hoy casi no nos hablamos por el tema seguiremos juntos y aquí dentro de un par de años. Los que ahora maldecimos unos de otros estaremos aquí y juntos dentro de un par de años. No sé si estarán Rajoy Mas, pero nosotros seguramente sí. Estaremos juntos y puede que peor, lo cual sería inadmisible. No sé si todavía quedará 3% para robarnos, pero a lo mejor podemos pagar a las farmacias con los diamantes de los Pujol. Dispensen, pero está uno contrariado.

Hay que encontrar cuanto antes la definición de la dolencia que sufrimos colectivamente. Se trata de una especie de alzhéimer social que nos impide recordar lo que ha sucedido en las últimas tres semanas. Si en un test de competencia nos hicieran recordar y ordenar lo que ha sucedido en el panorama político catalán y español en los últimos 20 días, tendríamos verdaderos contratiempos (¿sic?).

Ni idea del futuro inmediato

Todo ocurre con una tal aceleración que nos evoca que, queramos o no, viajamos permanentemente a la velocidad de la luz. Pero si resulta difícil rememorar el pasado recentísimo, peor lo tenemos con lo de la prospectiva. Hemos normalizado imperiosamente la circunstancia de no tener ni idea de lo que puede suceder en diez días. Forzosa y apremiada aclimatación al talud.