Catalunya sí que es pop

La campaña de Podem en el 27-S no contaba con el elemento pop del actual momento político catalán

JUANCHO DUMALL

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Han tenido que pasar dos semanas para que el veredicto de las urnas del 27-S se cobre su primera víctima. Gemma Ubasart, secretaria genertal de Podem, anunció el sábado que abandona su cargo, dado su compromiso de «militar por un periodo corto de tiempo». Pero a nadie se le escapa que los resultados de la candidatura Catalunya Sí que es Pot -11 escaños y 366.000 votos- fueron uno de los grandes fiascos de la jornada. Sobre todo, porque ICV, la marca antecesora, había obtenido, sin tanta expectativa ni tanta coleta, 13 diputados en el 2012.

Se han analizado sobradamente las causas de este desaguisado. La polarización, la imagen de sucursalismo, cierto tono lerrouxista en algunas de las intervenciones de Pablo Iglesias en sus bolos catalanes y la falta de punch del candidato son algunas de las explicaciones para el pinchazo de una opción de izquierdas que se presentaba a rebufo del gran éxito de Ada Colau en las municipales. Pero hay otra explicación algo más subjetiva y seguramente más mundana. La campaña de Podem no contaba con el elemento pop del actual momento político catalán.

Guitarristas y cantautores

Pop es que la investidura de Artur Mas dependa del grupo parlamentario que encabeza el guitarrista y cantante de los Carradine. Pop es que el cantautor de Verges sea la referencia de los independientes dentro de la lista indepe. Pop es que el cierre de campaña de Junts pel Sí supusiera la reunificación de La Trinca. Pop es que el candidato del PSC, Miquel Iceta, lograra levantar la cabeza entre la marea soberanista bailando en sus mítines al ritmo de Queen.

Pero lo que es definitivamente pop es que Catalunya esté viviendo lo que se nos presenta como una gran revuelta republicana de desobediencia a las leyes del Estado con la misma tranquilidad que en los años 60 se vivió en Occidente la revolución de las flores y la marihuana. Es decir, con una distancia muy mediterránea y un profundo convencimiento de que la sangre no llegará al río. Puro pop. Solo falta que, como cantaban Def Con Dos, dejemos de cargar contra Madrid y admitamos que la culpa de todo la tiene Yoko Ono.