¿En Catalunya se juega la liga o la copa?
Hiperventilados e inmovilistas plantean la partida catalana como una eliminatoria que se gana por KO cuando es una liga que se gana a los puntos
Albert Sáez
Director de EL PERIÓDICO
Soy periodista. Ahora en EL PERIÓDICO. También doy clases en la Facultat de Comunicació Blanquerna de la Universitat Ramon Llull.
ALBERT SÁEZ
Los hiperventilados del proceso catalán y los inmovilistas del BOE coinciden en el fondo del análisis sobre lo que está pasando. Siempre imaginan que lo que se juega en el tablero catalán es una competición copera. Cada partido lo presentan como una eliminatoria en la que alguno de los contendientes saldrá descartado definitivamente. Piensan siempre en una victoria por KO y buscan en el contexto cualquier espejo, sin mirar mucho, que les pueda dar una rápida victoria a unos o a otros. El último espejismo es Trump y el 'brexit' británico. El ambiente está tan cargado que enrarece incluso a mentes tan lúcidas como Tom Burns que recibió tímidos aplausos en las jornadas del Cercle tras comparar a los independentistas con los pueblerinos de la campiña inglesa o del 'middle west'.
La realidad política y social se construye más como una competición liguera. La victoria siempre es a los puntos. Hay momentos determinantes, como ocurre en los clásicos del fútbol español. Pero todos saben que la liga no se gana ni se pierde en el Camp Nou o en el Bernabeu. Se pierde y se gana en Mendizorroza, en los Cármenes, en La Rosaleda o en Anoeta. El apoyo de los catalanes al referéndum o a la independencia no se forja en las tan manidas cumbres en el Palau de la Generalitat o en las manis del 11-S ni en la tele autonómica sino en aquella maldita foto de los ponentes de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut puro en mano en el tendido. O en los planos en los que el corredor ferroviario del Mediterráneo pasa por Madrid. O en la letra pequeña del pacto con el PNV para que toda la solidaridad de los ricos en España en los próximos cinco años corra a cargo de los contribuyentes catalanes.Y resulta que cuando te llevan mucha ventaja a los puntos de nada sirve una remontada en el último minuto de un partido. Como mucho retrasa el alirón una o dos legislaturas. Especialmente, si la victoria no se basa en el buen juego sino en una interpretación de parte del reglamento. Como también es absurdo jugarse toda la ventaja a los puntos por querer ganar un partido jugado de noche y con alevosía. Ni la ley de transitoriedad ni la suspensión de las competencias de los Mossos van a decidir nada porque esta competición se juega con las reglas de la liga y no de la copa.
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