Dos miradas

Catalunya-Ciudad

Del Noucentisme nace una idea política de la nación y, de manera especial, una propuesta para entender el territorio

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JOSEP MARIA FONALLERAS

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En este país, el movimiento intelectual y político más importante del siglo XX (y quizá de toda la historia) fue el Noucentisme. ¿Su principal argumento? Mirar de clarificar a través de la cultura la mezcla que comenzaba a emerger: el poso de la tradición (con apuntes arcaicos y poco estructurados) y las tensiones que reclamaba una centuria que, apenas nacida, venia a dinamitar todas las ideas que teníamos sobre la civilización.

El Noucentisme justamente se basaba en este concepto, adaptado a una concepción filosófica de raíces clásicas que tanto abogaba por las buenas maneras como por la convivencia regida por la modernidad. Del Noucentisme nace una lengua renovada y estructurada, pero también las comunicaciones, las carreteras, las bibliotecas, la educación como tesoro, la contemporaneidad aplicada a Catalunya, una idea política de la nación y, de manera especial, una propuesta para entender el territorio.

En la Catalunya-Ciudad que describió Gabriel Alomar y que después se agrandó con otras aportaciones teóricas, se planteaba la necesidad de coherencia entre la «región» y la «ciudad», entre el país y la capital. «Si en la nación hay sentimentalidad, en la ciudad hay pensamiento», escribía Alomar. La Catalunya futura debía recoger la esencia, pero con el compromiso de la presencia de «las palpitaciones del tiempo», como decía Eugeni d’Ors. En una día de inocentadas 'tabarnianas' es bueno que pensemos en ello.