La cita del 1 de octubre

La catáfora catalana

Referéndum, movilización o fraude son tres verdades distintas para distintas partes de la población

El 'president', Carles Puigdemont, y el vicepresidente del Govern, Oriol Junqueras, durante el anuncio de la fecha y la pregunta del referéndum.

El 'president', Carles Puigdemont, y el vicepresidente del Govern, Oriol Junqueras, durante el anuncio de la fecha y la pregunta del referéndum. / periodico

EMMA RIVEROLA

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<strong>La catáfora</strong> regresó a la selectividad. La figura literaria que se utiliza para anticipar el discurso que viene a continuación. 'Esto es lo que va a pasar: que todo saldrá bien… o no'. En este ejemplo, el pronombre 'esto' asume la función anticipatoria.

Estamos a tres meses y medio de un supuesto gran 'esto' y pocos, o nadie en la intimidad, se atreven a asegurar lo que va a ocurrir en Catalunya. Por mucho que desde el Govern se apele a una suerte de audacia mágica capaz de superar cualquier obstáculo, lo cierto es que nada depende de él solo. Por un lado, necesita que el Gobierno español mueva ficha, para elevarlo al martirologio o para renovar un 9-N. Por otro, necesita el apoyo masivo de la calle.

El enfrentamiento entre la legalidad y la voluntad de votar ya está ampliamente argumentado. Se puede optar por obviar una o la otra, pero las definiciones y las consecuencias ya se conocen. Para el Govern y las organizaciones independentistas, el referéndum es el instrumento para determinar el futuro de Catalunya. Para los partidos no nacionalistas y para todo aquel que entienda la legalidad como la base del Estado de derecho, <strong>la cita del 1 de octubre</strong>, tal como está planteada, carece de validez democrática. Aún hay más. Podem ha anunciado que participará en el referéndum pero que lo entiende solo como un acto de movilización. Pero, entonces, ¿qué es 'esto'?

¿Un referéndum? ¿Una movilización? ¿Un fraude? Resulta difícil creer que el encaje entre Catalunya y España no acabe dirimiéndose en las urnas. Perpetuar el conflicto o refugiarnos en la conllevancia es un lastre para la convivencia y un derroche de energías. El futuro puede ser la independencia, el federalismo o el régimen actual, y deberíamos tener la capacidad y el derecho para decidirlo entre todos. Pero este proceso solo puede ser transparente y fruto del consenso.

Referéndum, movilización o fraude son tres verdades distintas para distintas partes de la población. Pero solo hay una realidad. Si 'esto' no se sabe lo que es, difícilmente será el anticipo de nada.