La casta de Podemos

Iglesias y "los de de arriba" se niegan a compartir el poder con Errejón y "los de abajo". Cinco millones de votantes tienen motivos para sentirse frustrados

Iñigo Errejón y Pablo Iglesias

Iñigo Errejón y Pablo Iglesias / periodico

ENRIC HERNÀNDEZ

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La izquierda espańola no vivía emociones tan fuertes desde el 'sorpasso' del PSOE al PCE en los 70. La crisis internacional y el adocenamiento de la socialdemocracia, del que España no pudo librarse, hicieron estallar la indignación y abonaron el terreno para que germinasen Podemos y sus confluencias. El postcomunismo travestido tras la caída del Muro se sometía por fin a un tratamiento 'antiaging' y, borrándose las arrugas de clase, alentaba una revolucįón cívica y transversal. El asalto al Palacio de Invierno sería esta vez a golpe de tuit y no a cuchillazos, que cien años no pasan en balde. 

Podemos fue una bocanada de aire fresco para jóvenes desencantados, cuarentones ideologizados y mayores nostálgicos de una revuelta antifranquista que solo en su imaginación existió. Pero el 'asalto a los cielos' de Pablo Iglesias se quedó en leve respingo. El 'gobierno de las izquierdas', en pinza con Mariano Rajoy. La 'opa' a IU, en juego de suma cero. Y la decapitación de Pedro Sánchez en el PSOE, en pírrico trofeo de caza a colgar en los aposentos del servicio, mientras los señores disfrutaban de la caza mayor.

Necesariamente debían dejar heridas dos años de guerra entre las izquierdas y en su seno, a mayor gloria de la derecha. Diferencias, las que separan a Iglesias e Íñigo Errejón, no solo personalistas, pues ambos discrepan sobre el tuétano de la cuestión: ¿Es más útil un Podemos atrincherado contra el sistema o mimetizado con el mismo para cambiarlo desde dentro? ¿Revolución bolchevique o entrismo trotskista? ¿Tomar el poder al asalto o por seducción, con complicidad socialista?

DUELO EN OK VISTALEGRE

Iglesias y los suyos lo tienen claro, y pese a su promesa de empoderar a la ciudadanía rehúsan compartir el poder con la disidencia. El cesarismo emerge en Podemos en forma de casta: "los de arriba" se valen de órdagos, purgas internas y campañas de hostigamiento en las redes para aplastar a Errejón y "los de abajo". En puertas del duelo de OK Vistalegre, cinco millones de votantes tienen razones sobradas para sentirse decepcionados. Envejece tan velozmente la nueva política que hasta rejuvenece a la vieja.