DOS MIRADAS

Carta a Évole

Una de las obligaciones de los escritores, los periodistas, es enseñar las cartas. Tomar partido. No con la ciega fe del intolerante sino con la intelectual convicción de quien se aferra a la duda como bandera

JORDI ÉVOLE TV

JORDI ÉVOLE TV / periodico

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Apreciado Jordi, colega

Disto mucho, muchísimo, de los que te quieren linchar y de los que te difaman por hablar de la equidistancia. Admiro tu trabajo y pienso, como tú, que la duda no solo es positiva sino necesaria, una virtud a la que no podemos renunciar si no queremos vernos tragados por las certezas estériles. Aquí, me encontrarás siempre. Pero disto también de algunas de tus reflexiones. En la raíz latina de distar existe la separación y también la diferencia. La distancia –el recorrido entre extremos– y la discrepancia. Diferir. Ser diferente.

Y escribo no desde la equidistancia sino desde el posicionamiento político. Creo con honestidad que «evitar que los catalanes voten contradice los principios que inspiran las sociedades democráticas». Lo dijo Ahmed Galai, en la imponente sala Torres Garcia (en medio de aquellas ninfas novecentistas que filosofan y declaman) y lo rubricaron no sé cuántas personalidades de primer nivel.

No entiendo que la equidistancia deba tener más valores positivos que la ubicación en uno de los polos. Una de las obligaciones de los escritores, de los periodistas, es enseñar las cartas. Tomar partido. Hay momentos en que hay que hacerlo. No con la ciega fe del intolerante sino con la intelectual convicción de quien se aferra a la duda como bandera. Y tanto que dudo. Por supuesto que hay cosas que no veo claras. Abomino de los seguros y de sus seguridades. En la distancia, un abrazo cordial.