opinión

Carta a cualquier mujer

TOMÁS NAVARRO

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Querida Núria te veo dormir plácidamente y esbozo una sonrisa. Qué extraña cualidad tienes que puedes darme paz con tan solo mirarte. Querida mujer, querida cualquier mujer, duermes en reposo y eres capaz de generar mil emociones con solo mirarte. Más de una vez he manifestado mi admiración por ti, mi admiración por la mujer que eres y por los millones de mujeres a las que representas. Te miro y veo a una mujer que ha luchado toda su vida. Una mujer que ahora descansa pero que no ha parado ni un solo minuto de luchar y de demostrar su valía. Sí, la mujer parte de más abajo, de más atrás, con más lastre y con peores condiciones. Injusto pero real.

Querida mujer, tu no has vivido; tu has tenido que luchar la vida contra estigmas, miedos y estereotipos. Eres fuerte, eres un compendio de virtudes y eso puede provocar que algunos hombres, muchos hombres, se sientan inseguros y temerosos al verse reflejados en ti. Hombres que intentarán taparte, lastrarte, culpabilizarte y provocarte inseguridad.

Querida mujer, naciste culpabilizada. Tuya fue la culpa de la guerra de Troya. Tuya fue la culpa de que nos expulsaran del paraíso. Tuya es la culpa de todo lo que pueda ser. Querida mujer, no creas lo que han dicho de ti. Que muchas personas lo digan no implica que tengan razón. Créeme, no es más que una conjura de necios y cobardes que temen verse reflejados ante ti; no hagas caso a las míseras sentencias de quien quiere hundir tu autoestima y tapar todas tus virtudes.

Querida mujer, querida Núria, querida Alicia, querida desconocida, estoy deseando que despiertes, que despertéis. El mundo os necesita. Necesita de vuestras virtudes. No queráis ser igual que los hombres, que los hombres que os temen y os pretenden eclipsar. No perdáis vuestra esencia y todas vuestras virtudes. Por favor conservad vuestras idiosincrasia como mujeres y trabajemos juntos para mantenerlas y potenciarlas sin que ello implique que existan desigualdades.

Querida mujer, tenemos mucho trabajo. Empecemos por educar a nuestros hijos e hijas para que respeten a cualquier forma de vida, para que respeten al otro género y para que se respeten a sí mismos. Eduquemos a nuestras hijas para que se sientan seguras y para que no dependan de la aprobación externa con la que juegan maltratadores, resentidos y míseros hombres.

Querida mujer, enseñemos a nuestras hijas e hijos a que desarrollen una actitud constructiva y colaborativa y a que puedan compartir la riqueza y complementariedad de virtudes que poseen. Rompamos viejos y obsoletos esquemas. Destruyamos los estereotipos que nos limitan.

Querida mujer me gustaría que nuestras hijos e hijas pudieran valorar la diversidad y que la fomentaran. Huye de patrones y de estereotipos, no los integres. Eres como eres y eso es maravilloso. No dejes de ser como eres para ser aceptada. No quieras perder tus valores por una efímera y aparente valoración. Ama lo diferente. Ámate a ti misma. Disfruta de un autoconcepto positivo y siéntete segura de tus virtudes.

Querida mujer, enseñemos a nuestras hijas e hijos a tener criterio propio para discernir lo real de lo aparente, lo conveniente de lo accesorio, la nobleza de la manipulación; pero sobre todo para confiar en ellos mismos y alejarse de quien no les respete.

Querida Núria, querida cualquier mujer, cuando despiertes el mundo será un lugar mejor gracias a ti, a tus virtudes y a tu fortaleza.