Un carrusel de sobresaltos

Pablo Iglesias pasa ante Mariano Rajoy en la sesión constitutiva de la XI legislatura en el Congreso de los Diputados.

Pablo Iglesias pasa ante Mariano Rajoy en la sesión constitutiva de la XI legislatura en el Congreso de los Diputados. / periodico

CRISTINA PARDO

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"Nos crecen los enanos". Esta frase la pronunciaba hace unos días en privado un dirigente del PP. Venía a cuento de la sentencia del Tribunal Constitucional contra la amnistía fiscal de Cristóbal Montoro, pero creo que es aplicable a cualquier día en la sede de Génova. Esta semana se va a debatir una moción de censura que no va a salir adelante. Sin embargo, será la imagen de la debilidad del Gobierno de Rajoy, en tanto en cuanto estamos en una legislatura en la que ya no pueden campar a sus anchas por el Parlamento. Cada día es un "chisme" nuevo, que diría el Presidente. Cuando no son reprobaciones de ministros, son duras comparecencias parlamentarias. Se pierden votaciones de asuntos importantes, estallan continuamente escándalos de corrupción y hay múltiples batallas soterradas en el Partido Popular; no solo por el poder, sino por el enfado que despiertan los ministros y dirigentes que, ante cualquier problema, se ponen de perfil para que su imagen no se vea dañada. 

Hay muchas posibilidades de que la moción de censura derive en un debate monográfico sobre la corrupción, porque los problemas judiciales del PP están en el origen de la iniciativa de Pablo Iglesias y porque la putrefacción de algunos casos es insoportable. A Rajoy, si finalmente decide intervenir, le puedo servir de ensayo para su comparecencia en la Audiencia Nacional camuflada a finales del mes de julio. Y total, ¿la corrupción? Bueno, sí, pero son casos del pasado, hemos tomado medidas y hemos superado la crisis económica. Ese es el argumentarlo de La Moncloa. "España es un gran país", como repite Rajoy siempre que puede.

La moción será un cara a cara entre dos buenos parlamentarios, que además se tienen muy cogida la medida. Al PP le interesa enfrentarse a Podemos mucho más que al PSOE, polarizar, intentar crear la sensación de que no hay otra alternativa posible a Podemos. O ellos o nosotros. La moción de censura va a permitirles a los dos partidos moverse en ese terreno de la polarización, porque Pedro Sánchez no es diputado. Y por lo tanto, el martes será invisible. Su portavoz, José Luis Ábalos, defenderá la abstención del PSOE. Una postura extraña, porque en algunos momentos da la sensación de que los socialistas se oponen solo porque no la encabezan y en cambio, a ratos, parece que Sánchez no vive tan mal con la abstención que permitió el gobierno de Rajoy porque necesita ganar tiempo para reorganizar el partido. Por cierto, es sorprendente que Sánchez, que tantas ganas tenía en campaña de dar mayor protagonismo a los militantes, no les haya consultado ahora el sentido del voto en la moción. O si eran partidarios de que la presentara el PSOE, como propuso Iglesias. 

Creo que puede ser, en todo caso, un debate muy interesante. Sobre todo, teniendo en cuenta dónde tenemos el listón. Era difícil de entender, hace unos días, que Cristina Cifuentes saliera tan contenta de la Asamblea de Madrid. La moción de Podemos fracasó, pero el nivel del debate fue un auténtico bochorno.