Cargar las pilas

Los mítines nacionalistas en Vic son de alto voltaje. Son ágoras de exhibición social y de comunión del vigatanismo más auténtico

Francesc Homs y Artur Mas, en el mitin central de campaña de Democràcia i Llibertat, en Vic.

Francesc Homs y Artur Mas, en el mitin central de campaña de Democràcia i Llibertat, en Vic. / MARC VILA

XAVIER GINESTA

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Las hermanas Roser y Teresa, vedrunas del Mas Escorial de Vic, llegaban con puntualidad inglesa a la cita. Cabello blanco, ambas vestidas de calle y casi cogidas del brazo sonreían al ver la manada de simpatizantes que, como ellas, hacían tiempo antes que comenzara el espectáculo. Desde hace años, los mítines son espacios de embriaguez colectiva, momentos para marcar músculo ante las cámaras de televisión, y más si el entorno acompaña: Vic es un feudo nacionalista catalanista por excelencia, pero evolutivo como la misma ideología de una CDC que ahora abraza el independentismo. Socialmente, la ciudad tiene la misma composición que las bases de la difunta Convergència y Unió. "Vic será nacionalista o no será", me había susurrado en un bar de la plaza Mayor, hacía tiempo, un alto cargo del primer gobierno Mas, adulterando intencionadamente la mítica sentencia del obispo Torras i Bages.

No todas las vedrunas que se han quedado en la casa madre lo han hecho por voluntad: la hermana María, desde la cama debido a su avanzada edad (tiene 90 años), ruega diariamente por el futuro de un país que sólo ve liderado por Artur Mas (tiene una fotografía suya en la mesita de noche, me cuentan). Artur Mas: la estrella que todos esperaban delante de la Atlántida de Vic el pasado sábado. El 'president' hace campaña por taradellenc Francesc Homs al frente de la coalición Democràcia i Llibertat (DL) en estas elecciones a las Cortes del 20 de diciembre. Homs era el plato fuerte de la matinal, pero con un país en estado de shock por las complejas negociaciones entre fuerzas independentistas en el Parque de la Ciutadella, la militancia venía a enaltecer Artur Mas; venía a ver el que, para ellos, es el indiscutible presidente que ha de llevar a Catalunya a la famosa desconexión.

Los mítines nacionalistas en Vic son de alto voltaje. Son ágoras de exhibición social y de comunión del vigatanismo más auténtico: la esencia mantenida y perdurada en el tiempo de los que firmaron el Pacto de los Vigatans a la ermita de Sant Sebastià en el lejano 1705, como se encargó de recordar Antoni Castellà, líder de Demòcratas de Catalunya, uno de los partidos que forman la coalición. De todos los que intervinieron antes que Francesc Homs y el Presidente (Anna Erra, como anfitriona; Carme SayósMiguel Ángel Escobar y él), Castellà hizo el discurso más erudito (¿emotivo?), también apelando a Macià , Companys o Carrasco i Formiguera. Construcción de relato soberanista y guiño final a la importancia de Universidad para esta ciudad (siempre se acuerda). Gato viejo de la política –a diferencia del futuro senador, el periodista ugetista Miguel Ángel Escobar, que puso el acento social al mitin–, Castellà formaba parte de la legión de lictores que escoltaban Presidente y cabeza de cartel: fuerzas vivas del Parlament y de los partidos coaligados o, también, la expresidenta Núria de Gispert, que no dudó en saludar afectuosamente las dos vedrunas cuando se le acercaron buscando su complicidad religiosa. La espiritualidad, en estos momentos que vive el país, es por muchos un buen refugio para la esperanza. Además, en los tiempos de Adviento que vivimos.

De una manera más mística o buscando el realismo más beneficioso para el proceso, todo el mundo que se acercaba a la carpa que había delante de la Atlántida de Vic seguía el mismo mantra: se deben cargar las pilas. Dejar de lado el escepticismo y creer que "esta vez también saldremos adelante", entonó Mas. Las encuestas no son del todo favorables para DL –como reconocían algunos líderes entre bambalinas–, que ve como C's o ERC pueden convertirse en primeras fuerzas en Cataluña si no hay una movilización masiva del voto nacionalista. Pero, claro, la ciudad de Vic siempre termina acompañando los anhelos convergentes: es el lugar ideal para hacer un mitin central de campaña, más durante el sábado por la mañana cuando hay mercado.