La financiación de Catalunya

El CAREC y el pacto fiscal

Los argumentos de racionalidad económica para respaldar un sistema de concierto son imposibles

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ÁNGEL DE LA FUENTE

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El Consejo Asesor para la Reactivación Económica y el Crecimiento de la Generalitat (CAREC) ha publicado recientemente su informe sobre el pacto fiscal. El CAREC avala sin reserva alguna todos los elementos de la propuesta del Ejecutivo catalán, que supondría la extensión al Principado del sistema vasco de concierto aunque manteniendo un componente de «solidaridad» con el resto de España. La Generalitat asumiría la gestión y regulación de todos los impuestos en Catalunya, así como la titularidad del 100% de sus rendimientos, y negociaría después con el Estado una aportación a la caja común (sensiblemente inferior a la actual) que debería cubrir los costes de los servicios estatales e incluir una contribución, acotada y revisable, a un mecanismo de nivelación parcial.

Lo sorprendente del documento son los argumentos que el CAREC invoca para justificar su apoyo incondicional a las tesis del actual Govern. Los autores del informe no parten de los supuestos derechos históricos del pueblo catalán o de sus sentimientos nacionales, sino de principios de eficiencia, equidad, responsabilidad y solidaridad, y sostienen que su propuesta no ha de verse como una reivindicación política sino como el planteamiento de una «fórmula racional de relación económica» entre administraciones cuya aplicación «estimularía la reactivación económica y favorecería el progreso económico y social de Catalunya y del conjunto del Estado». Casi nada.

Por desgracia para los expertos del CAREC, la defensa del sistema de concierto sobre principios de racionalidad económica y equidad es tarea poco menos que imposible y eso les obliga a curiosas contorsiones dialécticas en su intento por convencer al lector de las virtudes de sus propuestas.

El informe insiste mucho, por ejemplo, en el principio de responsabilidad fiscal, en la conveniencia de que los gobiernos rindan cuenta ante sus ciudadanos no solo de sus gastos sino también de los impuestos que los financian. Completamente de acuerdo, pero no termino de ver por qué este principio no debería aplicarse también al Gobierno central, al que los autores del informe quieren privar completamente de responsabilidades (e instrumentos) tributarios, al menos en territorio catalán. Algo similar sucede en relación con la gestión tributaria. La parte del informe destinada al tema viene a decir que para evitar ineficiencias y problemas de inseguridad jurídica sería muy recomendable que la Hacienda central y la nueva agencia catalana siguieran comportándose tras su divorcio como muy buenos amigos. En ambos casos, la conclusión lógica del principio invocado es la opuesta a la que defienden los autores. Puesto que tanto el Gobierno central como el catalán tienen importantes competencias de gasto, los dos necesitan instrumentos de ingreso y es bueno que rindan cuentas a los ciudadanos, lo que exige un reparto equilibrado de competencias e ingresos tributarios entre las dos administraciones y no el monopolio de los mismos por la Generalitat. Y dado que existen obvias economías de escala y alcance en la gestión tributaria, lo más eficiente sería la creación de una administración tributaria única (un consorcio entre el Estado y las autonomías) y no el desmembramiento de la AEAT.

Eso en cuanto a la eficiencia. Por lo que respecta a la equidad, lo que el CAREC pide en la práctica es que Catalunya pueda quedarse con una parte mayor de «su» dinero. En contra de lo que sostiene el informe, es muy dudoso que esto pueda darle a la Generalitat instrumentos efectivos para la reactivación económica. (Si el keynesianismo en un solo país ya es complicado, imagínense el problema a nivel regional). Por otra parte, es cierto que una menor aportación a la Hacienda estatal dejaría a la administración catalana en una mejor posición financiera, lo que le permitiría suavizar los actuales recortes, pero al coste de acentuar los recortes necesarios en otros territorios. A diferencia de los autores del informe, no tengo nada claro que esto suponga necesariamente una mejora de la equidad horizontal del sistema cuando la financiación por habitante ajustado de Catalunya ya se sitúa por encima de la media.

En conclusión, los denodados esfuerzos del CAREC por convencernos de las enormes ventajas del pacto fiscal para tirios y troyanos son un ejemplo más de la probada capacidad del fervor patriótico para interferir con el buen juicio de personas por lo demás perfectamente razonables. Los autores del informe son tan libres de defender sus ideas políticas como cualquier otro ciudadano pero no deberían intentar dar gato por liebre a la opinión pública, disfrazando como conclusiones técnicas inapelables cosas que distan mucho de serlo. Con su forma de proceder no le hacen ningún favor al Govern, que les ha encargado el informe, que al menos debería ser informado de los posibles riesgos de su propuesta, y podrían poner en peligro el prestigio de una institución que en otros temas ha hecho propuestas razonadas e interesantes y ha demostrado una capacidad crítica que en esta ocasión solo brilla por su ausencia.

Instituto de Análisis Económico (CSIC).