Redimir un modelo fallido

La Modelo debe conservarse, sus piedras no valen gran cosa, pero su testimonio es fundamental. Nos habla de cómo se pasó de castigar al preso a pretender redimirlo, y cómo fracasamos

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JULI CAPELLA

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Cuando la prisión Amalia del casco antiguo barcelonés degeneró en un auténtico tugurio, el Estado se vio obligado a construir una nueva, y la quiso modélica. La situó en una zona descampada, en la izquierda del nuevo Eixample, pues la derecha estaba siendo urbanizada por la burguesía. El matadero, el hospital y la cárcel, usos molestos, debían situarse bien lejos. Corría el año 1887 cuando comenzó su construcción que se dilató hasta 1904. Para entonces la mancha urbanizadora de Cerdà se iba extendiendo con rapidez hasta que en los años 60 se colmató. Desde entonces la cárcel comenzó a ser un engorro para el barrio y una tortura para sus moradores.

Fue obra de Salvador Viñals y Josep Domènech, este último autor con Sagnier del Palacio de Justicia y director de la obra del Clínic, monopolizado así el circuito del condenado, juicio, cárcel y defunción. Una obra anodina y burda, su único interés es su tipología, ejemplo de la arquitectura penitenciaria radial de mediados del XIX, inventada en Inglaterra y desarrollada en EEUU. A menudo se califica a la Modelo como un panóptico (visión total), pero no es correcto. El panóptico, ideado por Jeremy Bentham, es un edificio circular con celdas alrededor de una torre central de vigilancia. Aquí lo que hay es un bloque central que distribuye la circulación a seis galerías con celdas con retrete, algo insólito en la época.

Su primera y última ejecución fueron anarquistas, Joan Rull en 1908 y Puig Antich en 1974. Ambos al garrote vil, nunca mejor dicho. La historia de la Modelo es sórdida. En seguida quedó pequeña, se pensó para 800 personas y llegó a albergar 2.000. En sus celdas de 10 metros cuadrados llegaban a dormir nueve personas, la UE pedía su cierre desde 1994. Pero sobre todo la Modelo está marcada por una lacra política. Es la cárcel de la Semana Trágica, la guerra civil, la posguerra y la represión franquista. Es pues nuestra historia, sus fotos más famosas son: Companys entre rejas, el Vaquilla fugándose y pinchándose, el sacerdote Xirinacs sentado frente a la puerta, y el empresario Javier de la Rosa comiéndose un bocadillo en su celda. Trágico espejo del siglo XX.

RECOBRAR LA MEMORIA

La Modelo debe conservarse, sus piedras no valen gran cosa, pero su testimonio es fundamental. Nos habla de cómo se pasó de castigar al preso a pretender redimirlo, y cómo fracasamos. Es importante que se conserven testimonios como la Capilla Gitana pintada por el cartelista Helios Gómez; y algunas celdas tal cual, para vergüenza propia. Ahora que la Transición ha caducado deberíamos recobrar la memoria. Eso sí, volcando el 95% restante de energía y presupuesto en encarar el futuro. Lo que urge es integrarlo al barrio con jardines, pistas deportivas, guarderías, colegios, residencias… 

Y un tema de reflexión. ¿Hemos de sacar de la ciudad todo lo que nos incomoda? ¿No tiene más sentido cívico mezclar los usos? Apartar a enfermos, delincuentes, sintecho, ¿no tiene algo de asocial?