LA DESAPARICIÓN DE LA VIEJA PRISIÓN DE BARCELONA

Cárcel Modelo, bosque y libertad de expresión

Barcelona debe definir cómo quiere que sea la supermanzana del Eixample que ocupa el edificio para las próximas generaciones

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OLGA GUDAY

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El próximo 8 de junio está previsto que la <strong>cárcel Modelo</strong> quede vacía de reclusos, y será urgente resolver el <strong>plan de usos</strong> del espacio de supermanzana que ocupa, en el Eixample de Barcelona.

Poniendo en antecedentes, el edificio se inauguró en 1904, en las afueras de la ciudad, y buscaba ser un nuevo paradigma de cárcel, pues se ideó con la voluntad de reeducar a los reclusos y con los nuevos modelos higienistas de la época.

La distribución de los espacios del edificio era en forma de estrella, y sus brazos eran seis galerías, donde estaban las celdas individuales. El punto central de la estrella era el que se llamaba el panóptico, desde donde se podían observar todas las galerías y ejercer la reeducación, en formato de misa. 

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EXCESO DE RECLUSOS

A pesar de las ideas iniciales, más que 'modelo de edificio' pasó a ser ya desde el principio un 'modelo de represión', empezando por el número de recluidos, que siempre excedió los 700 calculados en proyecto para llegar a contener a unas 11.000 personas represaliadas durante la postguerra, y acabando por la cifra de 1.600 personas ejecutadas entre sus muros, también en la misma etapa oscura de nuestra historia más reciente.

Barcelona debe definir cómo quiere que sea esta supermanzana del Eixample para las próximas generaciones. Tenemos, por un lado, un documento que el ayuntamiento redactó el año 2009 con unos criterios iniciales, donde queda claro que lo más tentador es ocupar el edificio con todos los equipamientos que necesita la ciudad, el barrio, y casi diría que el país entero. Sabemos que faltan guarderías, residencias para gente mayor y otros servicios.

DIFÍCIL PROYECTO SOSTENIBLE

¡Pero el edificio fue pensado para ser una cárcel! Con una distribución muy extrema y levantado con construcción tradicional. Estos factores limitan mucho las opciones de reconvertirlo, pues será caro de rehabilitar y de adaptar, y poco eficaz. Será difícil justificar que sea un proyecto sostenible tanto arquitectónica como económica y socialmente. 

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Para garantizar unos mínimos equipamientos se podría plantear utilizar el espacio propiedad de la Generalitat cerca de la calle de Nicaragua, pero los edificios deberían adaptarse bien al barrio y hacer que los vecinos los sintieran como propios.

EL SUEÑO DE UN BOSQUE URBANO

Por otro lado, me he tomado la libertad de hacer un proceso participativo entre compañeros arquitectos y la mitad opina que ciudad construída tenemos mucha, demasiada. Todo el mundo quiere una ciudad más agradable para vivir. Mi ideal sería poder ir corriendo desde el mar hasta la montaña de Collserola, siempre a través de zonas verdes de la ciudad. Esto pasa en muchas ciudades de Europa, pero en Barcelona no.

Imaginemos un gran parque. Con mucha vegetación, como unbosque urbano, en el que se conserve solo el panóptico justo en medio (está protegido por el catálogo de patrimonio) y algunas trazas de lo que era el gran edificio, a modo de marca en el suelo vía pavimento especial. Y, como mucho, disponer unas pérgolas gigantes de protección solar que recuerden la antigua volumetría, de forma esquemática.

La pregunta hoy es si hay suficiente voluntad para que esto llegue a suceder. Seguiremos esperando.