Fatiga de la política

Me he cansado

Las noticias políticas de este país se parecen cada vez más a las del día anterior. Y eso hastía

Puigdemont y Rajoy, en la Moncloa, en abril del 2016.

Puigdemont y Rajoy, en la Moncloa, en abril del 2016. / periodico

CARLES SANS

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Hasta hace bien poco seguía a diario a través de los medios de comunicación todo cuanto sucedía y se debatía en cuestión de política, especialmente la nacional. Lo hacía por voluntad propia, porque siempre me gustó todo cuanto generaba a su alrededor. El periodismo, que, bien entendido, es una de las profesiones más maravillosas que existen, ha hecho mucho para que la política de este país esté viva y ha conformado junto a ella un binomio apasionante y apasionado.

Cesare Pavese dijo: «No recordamos los días: recordamos los instantes». Y gracias al periodismo he estado pendiente e interesado en muchos instantes de mi vida en saber qué sucedía y cómo se contaba. No en vano, antes de dedicar mi vida al espectáculo quise ser periodista, pero un fallido examen de acceso a la universidad hizo que dirigiera la mirada hacia la abogacía, camino que tampoco seguí al quedar atrapado por el mundo de la interpretación.

Ahora diviso síntomas de fatiga con la política, con quien la representa e incluso con quien la cuenta. He disfrutado mucho de algunas tertulias; del contraste entre aquellos que se baten a espadazos dialécticos de poca calidad frente a quienes esgrimen argumentos con la elegancia de quien empuña un florete; pero ahora percibo el cansancio. Tal vez porque todo se ha vuelto tan repetidamente intenso que me siento incapaz de continuar todos los días el mínimo desarrollo de una misma noticia. Nada cambia. Y no soy el único. Ya somos muchos los que andamos aburridos al ver que las cosas van demasiado despacio en tiempos en los que queremos que todo vaya muy deprisa. Hay asuntos políticos, y no hace falta citarlos aquí, que andan embarrancados demasiado tiempo y vaticinan un futuro sin futuro.

Las noticias políticas de este país se parecen cada vez más a las del día anterior. Y eso hastía. Es posible que también sea por falta de paciencia, que es una virtud que he ido perdiendo con la edad y de la que dicen que es más fácil de recomendar que de tener.

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