Dos miradas

Canaán

La combinación que hizo Mas de discurso bíblico, de estrategia militar y de coloquial conversación, me descolocó bastante

JOSEP MARIA FONALLERAS

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En un discurso tan histórico me extrañó que Mas usara tantas expresiones que, como él mismo dijo, son «coloquiales». Habló, por ejemplo, de «bufar i fer ampolles (pan comido), de «separar el grano de la paja» y de «llepafils o perepunyetes» (tiquismiquis o remilgados) y se atrevió, en el colmo del coloquialismo, a utilizar la frase «una sobredosis de pit i c ...Hay que decir que la c de c...Mas no la dijo. Figura en la transcripción oficial del discurso presidencial, pero resulta que, en la representación en el Auditori del Fòrum, el presidente se toca el pecho cuando dice «pit», dice la conjunción y hace un gesto con la mano, sin mencionar explícitamente, por supuesto, la anatomía masculina, y sin insinuar tampoco la c..., que no llega ni siquiera a la altura de un eufemismo.

No sé, esta combinación de discurso bíblico, de estrategia militar y de coloquial conversación, me descolocó bastante. Además, Mas introdujo novedades en el argumentario metafórico. Sin dejar el mar, habló de esprints finales y de choques entre ciclistas a la hora de cruzar la meta, y también de carnets de conducir.

Y, sobre todo, agrandó la imagen de Moisés, aquel a quien Dios hace contemplar Canaán justo antes de morir. «Pero no entrarás», dice el Señor. De Moisés no recordamos el trayecto penoso por el Sinaí, sino este final adusto. Un sacrificio que el propio Mas se impone, siempre que pueda llevar al pueblo hasta la tierra prometida.