MIRADOR

El camelo de la semana

JOAQUIM COLL

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El calendario muestra bien siempre cuáles son las prioridades de quien gobierna. Es muy demostrativo, por ejemplo, que el Parlament no celebre un pleno monográfico sobre el paro juvenil hasta una fecha prácticamente vacacional como el 25 de julio. Por cierto, pocos días antes de la comparecencia de tapadillo deArtur Maspara explicar lo que sabe del expolio del Palau ante las graves acusaciones que hace la fiscalía a su partido. Cierto que discutir sobre un asunto como el paro no es garantía de solucionar nada. Pero las asociaciones juveniles hace tiempo que han puesto sobre la mesa algunas medidas de choque para intentar paliar algo el drama del paro. Frente a estas urgencias, la semana ha vuelto a estar marcada por la propaganda soberanista. Aunque, fotos a parte, seguimos donde estábamos.Massabe que no habrá consulta legal en esta legislatura, no solo porqueMariano Rajoyno quiera hablar, sino porque antes habría que cambiar la Constitución a través de un procedimiento largo y complejo, que no es el ordinario, como las otras dos veces, sino el llamado agraviado, pues la secesión afecta al título preliminar, al principio de unidad. Puede gustar o no, pero es así. Todo lo demás es engañar a los ciudadanos con rutas que no son transitables, o que quieren aparentar una falsa legalidad.

En lugar de asumir su responsabilidad,Masintenta involucrar, de forma torticera, a la sociedad civil en un proceso relámpago que solo puede acabar en frustración o en revuelta insurreccional. Por eso, la decisión del PSC de desmarcase del Pacte pel Dret a Decidir es saludable y coherente con su postura a favor de una reforma federal que permita, llegado el caso, una consulta. Su negativa denuncia el intento deMaspor refugiarse nuevamente en la «voluntad del pueblo», sirviéndose de la sociedad civil como parachoques, escudo o excusa anteRajoy.

Con este gesto,Pere Navarroayudó también a que la patronal Foment se desmarcase, puso en evidencia el papel tristísimo en todo esto de las cúpulas sindicales (¿cuándo reflexionarán?), y forzó a las cámaras de comercio a hacer una declaración a favor del diálogo y del respeto a la legalidad. Además, la reunión fue un gran camelo. El Govern invitó a quien quiso, mezcló organismos oficiales con entidades representativas, algunas fuertemente subvencionadas, y otras de cuya existencia no se sabía gran cosa. Se invitó en el último momento alexconsellerErnest Maragall en representación de un partido que ni tan siquiera concurrió a las elecciones, con el único fin de fastidiar al PSC. Ante la ausencia de contenido real,Maspropuso encargar a una persona que no asistió a la cita, al patricioJoan Rigol,un documento que sirva de común denominador de las opiniones expresadas. Lo dicho, ¡menudo camelo!