La rueda

Cambio de cromos de la vieja política

SAÜL GORDILLO

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Hace unos años, los pactos de gobierno en los principales ayuntamientos, los consejos comarcales y las diputaciones se cocinaban en las sedes de los partidos. Cuatro llamadas entre el Felip Puig (CDC), José Zaragoza (PSC), Jordi Guillot (ICV) y Joan Puigcercós (ERC) de turno servían para repartirse alcaldías a cambio de presidencias comarcales o áreas de gobierno en diputaciones. La vieja política era relativamente efectiva y rápida en etapas poselectorales como la que nos ocupa estos días. Hoy miles de ciudadanos desconocen quién será su alcalde y qué partidos gobernarán su ayuntamiento los próximos cuatro años. La fragmentación política -son pocas las mayorías absolutas-, las coaliciones y confluencias de partidos y organizaciones dispares, el carácter asambleario y, para acabarlo de animar, los documentos de la ANC sobre los adheridos a la hoja de ruta soberanista y la táctica de aplazar decisiones hasta después del 27-S han convertido el mapa de los pactos en un puzle complicado. La nueva política tiene un reto nada menor esta semana, crucial para la gobernabilidad de los consistorios. El activismo y asamblearismo conviven con las reglas de la política tradicional en el ámbito institucional. No es fácil matar lo viejo mientras lo nuevo florece con tantos matices en un escenario de gran fragmentación.

La figura del secretario de organización de un partido clásico está en fase de reinvención -o de extinción- cuando la interlocución con los nuevos actores lo cambia todo. CiU y PSC salvarán algún mueble -Terrassa y Reus, algún trozo de pastel de diputaciones- con los viejos esquemas. Al PP, ni eso le sirve en Catalunya. ERC y la CUP, en cambio, ganan protagonismo municipal tratando a los otros partidos de igual a igual.