Callejón oculto

No hay nada que aparentemente las haga diferentes. Tienen la misma edad. Sus familias son similares. Comparten los mismos gustos. Las camisetas de moda. Peinados idénticos. Y, por supuesto, un móvil. Nos parecen dos adolescentes más. Como la mayoría. Pero en los callejones de las redes sociales, invisibles a la mirada de los padres, de los profesores, de todos aquellos que podrían ayudar en la vida real, una adolescente ha acorralado a la otra. En realidad, son varias hostigando a una. Ella, aprisionada contra el muro del miedo y la vergüenza, recibe los golpes de las burlas, de las amenazas. Sus gritos, sus lamentos no llegan al mundo real, pero sí la tristeza. Y la soledad. Porque el acoso existe, es verdad, aunque el callejón se encuentre en el mundo virtual.

El 'Estudio sobre ciberbullying según los afectados', realizado por las fundaciones Anar y Mutua Madrileña, ofrece un perfil de la víctima. Chica (en un 70,2% de los casos), de unos 14 años, buena estudiante y sin problemas familiares ni económicos. El acoso suelen sufrirlo de personas de su mismo sexo, que acuden a la misma escuela y de las que, incluso, habían sido amigas. Los padres no saben. Nadie sabe lo que ocurre tras la pantalla. No podemos acompañarlos hasta allí. Solo nos queda tratar de enseñarles a moverse. Y enfrentarnos a la idea de que, quizá, ni siquiera sabemos en qué lado del callejón se encuentran. ¿Víctimas o verdugos? ¿Presa o depredador?