Análisis

Calidad y sostenibilidad

La industria turística crece en Catalunya, aunque con cierta incertidumbre por los efectos del 'brexit' y el terrorismo global

Cuatro turistas caminan con sus maletas por la calle de Jaume I, en el corazón de Ciutat Vella, el pasado marzo.

Cuatro turistas caminan con sus maletas por la calle de Jaume I, en el corazón de Ciutat Vella, el pasado marzo.

GEMMA CÀNOVES

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Este 2017 ha sido declarado por la ONU el año internacional del turismo sostenible. Eso implica sensibilizar a los responsables públicos y privados sobre el fomento de políticas y prácticas sostenibles y de calidad, de manera que el turismo sea un sector catalizador de equilibrio social y económico. A las puertas de Semana Santa, los indicadores apuntan a un destacado crecimiento de la industria turística, aunque con una cierta incertidumbre por los efectos del 'brexit' y el terrorismo global.

HAY QUE MEJORAR LOS SALARIOS 

Catalunya deberá continuar apostando por la sostenibilidad y calidad del turismo para seguir posicionándose como un destino sostenible a largo plazo. En esta línea, la calidad vendrá marcada por un modelo turístico que cree riqueza, y que esta se distribuya de forma equitativa. Por ello no podemos continuar con bajos salarios (menos de 14.000 euros brutos anuales por jornadas de 10 horas), bajas cualificaciones profesionales o contratos precarios. La calidad está estrechamente vinculada a la cantidad, y, efectivamente, la masificación no es calidad. Destinos masificados acaban convirtiéndose en espacios no atractivos y deteriorados. Barcelona, destino por excelencia, tiene un exceso de turismo, o mejor dicho, una alta concentración territorial en determinadas épocas del año y zonas de la ciudad (Ciutat Vella, las Ramblas, el paseo de Gràcia, la Sagrada Família), y eso requiere limitar, organizar y concienciarnos de que para visitar ciertos lugares el turista deberá reservar con tiempo las entradas, de forma que su experiencia se convierta en gratificante, no masificada y agobiante.

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Pero este efecto de masificación y turistificación también sucede a nivel de Catalunya. Pese a la concentración del turismo de litoral, de nieve o de cruceros, Catalunya esconde un sinfín de espacios emblemáticos, patrimoniales, culturales y paisajísticos que están cercanos y son desconocidos por los turistas y visitantes. La extensión del tradicional fin de semana en Barcelona debería ampliarse con la promoción de territorios como el Priorat o el Penedès, con visitas a bodegas, o el valle de Boí y el patrimonio románico, o las Terres de l'Ebre con sus emblemáticos paisajes naturales.

INCREMENTO DEL TURISMO ASIÁTICO

El 'brexit' y el terrorismo global son dos caras de la misma moneda. Los efectos del 'brexit' tardarán en notarse, pero llegarán a Catalunya. Esperemos que en el futuro el turista inglés no prescinda de sus tradicionales vacaciones en nuestras costas; hoy uno de cada cuatro turistas es inglés. La apuesta por diversificar los mercados de origen y atender el incremento de turistas asiáticos (que cada vez visitan más nuestro país y demandan productos adaptados a sus costumbres) es imprescindible. Y hay que seguir alerta con la seguridad en toda la cadena turística. Los vientos de la temporada del 2017 corren a nuestro favor: Catalunya es el primer destino turístico de España, y Barcelona es un referente internacional. Por ello mantener y mejorar los estándares de calidad es imprescindible en un sector tan sensible a cualquier mal paso o noticia, y para muestra, Francia.