A cada limitación, una alternativa

Cada vez somos más conscientes de que nuestra manera de vivir y entender las ciudades requiere un replanteamiento de nuestro estilo de vida: es necesario virar hacia hábitos más saludables que nos permitan continuar disfrutando del atractivo de las grandes urbes sin poner en riesgo nuestra salud. Y esto pasa, indudablemente, por un cambio muy profundo del modelo de movilidad.Para acceder a un estilo de vida más saludable tenemos que rebajar los niveles de ciertos contaminantes atmosféricos y ganar espacio urbano peatonal, los ciclistas, las actividades sociales y la naturaleza urbana.

Estas consideraciones tienen una especial relevancia en la conurbación de Barcelona: tenemos 40 municipios, capital incluida, que superan los límites de contaminación fijados por la Comisión Europea, que son, por otro lado, más generosos que los recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Y hace tiempo que es así. Las administraciones catalanas no nos hemos inhibido, pero las iniciativas aplicadas hasta ahora no han tenido unos resultados satisfactorios. Por eso necesitamos dar nuevos pasos adelante. No podemos mirar hacia otro lado. En todo caso, tenemos que velar por que la transición hacia el nuevo modelo de movilidad se pueda llevar a cabo con el máximo consenso y de manera progresiva.

El plan de acción en el que estamos trabajando conjuntamente las administraciones –Generalitat, AMB, ayuntamientos y Diputació de Barcelona– gira en torno a un objetivo claro: la reducción del tránsito y de la contaminación que genera, al menos, un 30% en 15 años. Para conseguirlo será necesario que circulen menos coches privados y que el transporte público sea una alternativa óptima. A finales de este año, los días que se decrete episodio de contaminación ambiental, los coches más antiguos, con motores que, por los estándares de la época y por el envejecimiento, emiten más contaminantes, no podrán circular. También se restringirá el acceso a determinadas zonas urbanas a los vehículos que no tengan la etiqueta de la DGT que indique niveles aceptables de emisiones.

DOS FASES

En cuanto al calendario, lo planteamos en dos fases: la regulación de la circulación se aplicará primero en días de episodio de contaminación ambiental. Estos casos nos servirán para evaluar la eficacia de las medidas y ajustar el plan, que se aplicará de manera estructural a partir del 2019.

A cada limitación le daremos una alternativa. Lo tenemos que hacer bien, queremos contar con la complicidad tanto de la ciudadanía de la región metropolitana de Barcelona cómo con la del conjunto del país, en un ejercicio de solidaridad y empatía. Dejar el coche en casa no puede ser un problema. Por eso, el transporte público se incrementará y se mejorará con más servicio, mejores precios y una oferta complementaria de aparcamientos intermodales. Así mismo, se incentivará la renovación del parque de vehículos con un programa de ayudas y con bonificaciones en los peajes y se promoverá el cambio de flotas en las administraciones públicas. 

El plan comporta un esfuerzo por parte de todos, pero cuando hayamos conseguido cambiar nuestro modelo de movilidad y miremos atrás, estaremos satisfechos de haber emprendido este camino.