Buscando excusas

En lo que CDC y ERC están de acuerdo es en que no pueden ir desgastándose más

TONI AIRA

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Si al final acaba habiendo lista independentista amplia el 27-S, no habrá sido ni una que haya propuesto previamente Artur Mas ni una ideada por Oriol Junqueras. Tendrá que pasar como con la pregunta de la consulta del 9-N, que no dejaba completamente satisfechos ni a convergentes, ni a socialcristianos, ni a republicanos, ni a ecosocialistas, ni a cupaires (y tampoco a las entidades soberanistas), pero que acabó siendo la pregunta de todos, y el del 9-N acabó siendo el triunfo también de todos, en este caso, entre los políticos, de quienes lo quisieron.

A partir de esta premisa hay que hablar sobre la propuesta de lista independentista al Parlament que ha puesto encima de la mesa Junqueras, y que dice que sería sin partidos ni políticos en la papeleta. ¿Podrá ser? Suena exótico. ¿Imposible? No. ¿Será? Tiene todos los números que tampoco, pero especialmente por lo que les decía: la propuesta final no será la de nadie en concreto y, a la vez, cuando se sepa encontrar la síntesis (si pasa), será la de todos y estará en condiciones de generar la ilusión y el revulsivo que le hace falta al sobiranismo, y que las encuestas no dejan más que aconsejar que llegue ya si es que de verdad este sector de voto y de Parlament quiere tener opciones de triunfo.

Lo sabremos en pocos días. No se puede alargar mucho más la decisión y, por lo que respiran unos y otros, existe la sensación generalizada que hay que desenlazar para no desgastarse más con esta cuestión. Y es en este sentido que Esquerra y CiU (y en menor medida la CUP) han visto claro que se ha acabado el momento de las excusas para no trabajar seriamente cara a construir una oferta electoral nueva para votar sobre un país que nos han dicho que quieren nuevo.

Se acaba el tiempo de estas excusas y llega el de las excusas para sentarse a la mesa de negociación y trabajar. Y está pasando. La propuesta de esta semana de Junqueras ha sido básicamente una excusa para sentarse a hablar. En definitiva, para no descartar aquello que los más papistas que el Papa de su casa habían menospreciado con grandes aspavientos y dramatismos: una lista unitaria independentista.

Es tiempo de buscar soluciones, no obstáculos. Y ante la idea de Junqueras, la respuesta inicial de Convergència, aviniéndose como mínimo a hablar, apunta a este estadio de pensamiento. A pesar de que podría ser por eso o porque entienden la situación como un capítulo más del pulso que libran los teóricos socios para ver quién se lleva la palma de pronunciar el «no» definitivo.

Esta opción última sería nefasta (a pesar de que no es descartable). En los próximos días lo sabremos, y también sabremos si acaba habiendo lista o no. En eso sí que están de acuerdo unos y otros partidos: mucho más no pueden ir desgastándose, y con ellos la opción independentista.