EL FUTURO DEL AUTOGOBIERNO

¿Busca Mas la salida del callejón sin salida?

"El presidente de la Generalitat insta a su Gobierno al diálogo con Rajoy ante el dramático colapso financiero que sufre Catalunya"

La fotografía de la reunión del Govern publicada este lunes, 18 de marzo, por 'La Vanguardia'.

La fotografía de la reunión del Govern publicada este lunes, 18 de marzo, por 'La Vanguardia'. / periodico

JOSÉ ANTONIO SOROLLA

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El Govern celebró el pasado sábado una reunión insólita. Por varios motivos. Fue el más largo, cuatro horas, de los consejos ejecutivos presididos por Artur Mas, pero no se informó a los medios de comunicación ni antes ni después de la sesión. Solo un periódico, 'La Vanguardia', informó de la reunión, convenientemente orientada y filtrada hasta con fotografía incluida, en la que se apreciaba a los 'consellers' vestidos con ropa informal. La reunión, en la que Mas instó a sus ministros a abrir todas las vías posibles de diálogo con el Gobierno de Mariano Rajoy, puede significar una corrección del rumbo, un intento de encontrar una salida en el callejón sin salida en el que el president se halla metido.

La reunión se celebró en el mismo lugar, el palacio de Pedralbes, y el mismo día en que estaba prevista la cumbre económico-social que Mas suspendió el jueves ante la falta de perspectivas de acuerdo con los demás partidos políticos. La cumbre era una idea del primer secretario del PSC, Pere Navarro, que la propuso en la campaña electoral de noviembre para que la política catalana se ocupara de la crisis además de centrarse en el soberanismo. Mas compró la iniciativa, pero en cuatro meses no había sido convocada la cumbre, ocupados como estaban el Govern y CiU en trazar la vía soberanista.

Cumbre suspendida

Pero la cumbre se suspendió porque Mas pretendía sacar de ella un acuerdo de todos los partidos para exigir al Gobierno central la flexibilización del objetivo de déficit y un reproche al mismo Gobierno por el déficit fiscal catalán, mientras que el PSC quería que se aprobase un plan de choque contra el paro y que el Govern se comprometiera a pagar las deudas que tiene con las entidades sociales. La Generalitat no paga a las farmacias, debe 500 millones a los ayuntamientos, 600 a los hospitales y 400 a las entidades sociales del llamado tercer sector.

Otro partido de izquierdas, Iniciativa per Catalunya (ICV), era reticente a la celebración de la cumbre porque no habían sido invitados los sindicatos, mientras que el PP y Ciutadans no veían objetivo a una reunión que se iba a celebrar cuando el Govern aún no ha presentado los Presupuestos. Total, la cumbre se suspendió y Mas aprovechó las agendas vacías para reunir al Govern y echar la culpa a la oposición del fracaso de la iniciativa socio-económica.

El dramatismo con que ha sido presentada la reunión gubernamental (la situación es de "emergencia nacional", en palabras del propio Mas) indica bien a las claras el callejón sin salida en el que se encuentra el presidente de la Generalitat, que está, por un lado, en manos del Gobierno de Rajoy para pagar las nóminas y elaborar los Presupuestos y, por otro, en manos del líder de ERC, Oriol Junqueras, quien, por el momento, se niega a aprobar las cuentas públicas si no se suaviza el objetivo de déficit.

Catalunya tiene una deuda de 50.000 millones de euros, que Mas achaca a las alegrías presupuestarias del Gobierno tripartito, pero que no cesa de aumentar, así como los intereses, la partida del presupuesto que más crece (300 millones más este año). Cerrada a todos los efectos la financiación en los mercados, el Govern únicamente puede financiarse con el Tesoso español (ha solicitado 9.073 millones al Fondo de Liquidez Autonómica para este ejercicio) y solo el próximo mes de abril se cumplen vencimientos de deuda por valor de 4.420 millones (entre ellos los llamados bonos patrióticos que compraron los catalanes con un 4,75% de interés a dos años).

Los presupuestos no se elaboran en espera de que Bruselas y después Madrid suavicen el objétivo de déficit del 0,7% (significa para Catalunya unos recortes de 4.400 millones), pero, mientras tanto, el 'conseller' de Economia, Andreu Mas-Colell, funciona con el presupuesto del 2012 prorrogado, con un déficit del 0,7% y reducciones del 28% en las cuentas de los diferentes departamentos. El Govern explica que ahorrar 4.400 millones equivaldría a cerrar todas las escuelas, a la mitad del presupuesto de sanidad o a la supresión de cuatro departamentos (Bienestar y Familia, Interior, Cultura y Justicia).

ERC rechaza el 0,7% y exige un déficit mayor, pero, como muy bien dice Mas-Colell, ¿de qué sirve fijar un objetivo del 2%, por ejemplo, si después no se puede financiar porque el Gobierno central, el único que tiene el grifo del dinero, no lo va a aceptar? La situación es tan dramática que, aunque se autorizase un déficit como el del 2012 (ha sido del 1,96%, cuatro décimas y media más que lo acordado), los recortes alcanzarían 1.800 millones.

¿'Líneas rojas'?

Ante un bloqueo tan superlativo, Mas recurre a la inevitable vía del diálogo con el Gobierno de Rajoy, pero apresurándose a declarar --lo ha hecho la vicepresidenta, Joana Ortega, de Unió-- que hay dos líneas rojas: la consulta soberanista y la defensa del Estado del bienestar. La segunda línea roja ha sido ya traspasada desde 2010 con los brutales recortes en sanidad y educación, como denuncia la oposición. La primera, el ejercicio del derecho a decidir, se antoja difícil de conseguir si no cambia la actitud del Gobierno del PP, y no parece que vaya a variar.

Por eso algunos empiezan a recuperar la idea de que Mas podría ceder en sus aspiraciones soberanistas si Rajoy le ofrece una salida honorable en forma de mejor financiación para Catalunya. En Barcelona, quienes conocen a Mas no creen en la marcha atrás. Por ahora, el callejón acaba en un muro. ¿Es la apelación de Mas a sus 'consellers' de que se empeñen en la vía del diálogo un intento de buscar la salida? Habrá que verlo. Tanto el PSC como Josep Antoni Duran Lleida apoyarían un cambio de rumbo, que incluiría la ruptura con ERC. ¿Está Mas dispuesto a separarse de Junqueras? Y es más, ¿puede hacerlo sin impugnar toda su estrategia en esta legislatura?