tú y yo somos tres

'Buruaga Palace'

FERRAN MONEGAL

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Si el exventrílocuo José Luis Moreno, con su Alfombra roja Palace, significó la gran apuesta de TVE por la caspa disfrazada de falso entretenimiento y espectáculo, la nueva apuesta por Ernesto Sáenz de Buruaga (Así de claro) sigue los mismos parámetros, pero esta vez en la vertiente del debate político-social. La misma caspa, la misma audiencia casi. Plató decorado en azul PP; opinadores en el papel de apuntaladores del rancio sistema político gobernante; pinceladas en la calle con cuatro criaturas para dar la sensación de que daban voz al pueblo llano; y dos sillas reservadas a los más izquierdosos que han encontrado, es decir, Joaquín Leguina y el exembajador en el Vaticano Paco Vázquez. ¡Ahh! Qué bárbaros. Puso también Buruaga unas microentrevistas en dúplex, con Albert RiveraPablo Iglesias, Luz Rodríguez (Pedro Sánchez declinó la invitación) y Carlos Floriano.

Fue una falsa escenografía de pluralidad. Estas microintervenciones no sirvieron para nada. Sirvieron en todo caso para que Buruaga hiciera el simulacro de parecer la mar de impertinente con Floriano. Le dijo, simulando ser incisivo: «Usted ha escuchado lo mismo que yo en la calle: 'No voy a votar al PP; les voy a castigar, porque no han cumplido lo que prometían; está bien lo de la economía, pero hay que hacer algo más'»¡Ahh! Qué punzante. Resulta que la gente de la calle que frecuenta Buruaga no habla de corrupción ni nada. En resumen, lo que allí se impulsó -y se intentó apuntalar- es la idea de que esas fuerzas emergentes que con tanta fuerza han brotado son unos irrelevantes que no han ganado nada. Son despreciables antisistema. Unos perroflautas. También dedicó Buruaga su atención a «lo que se está preparando en el Nou Camp: ¡la pitada al himno de España y el abucheo al Rey!». ¡Ah! Se encendieron todos una barbaridad. Pusieron cortes de doña Esperanza reclamando la suspensión del partido, o que se celebre el encuentro a puerta cerrada. Lo que no nos contó Buruaga es que TVE suele hacer trampa manipulando la realidad de lo que pasa: anula el sonido del campo, eleva la megafonía del himno, y la pitada no se retransmite. No se escucha en los hogares de España. Hombre, eso debería consolarles.

Para la próxima edición, cabe invitar a Moreno como representante del entretenimiento español. No desentonaría. Y cámbienle el nombre al programa. Pónganle Buruaga Palace. Así de claro.

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