Análisis

Buen año de turismo extranjero

Preocupa la concentración en los países emisores tradicionales y en los meses de julio y agosto

JOSEP-FRANCESC VALLS

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Si los españoles hubiéramos frecuentado los restaurantes, aunque con menús ajustados, en vez de comer de fiambrera en la playa, la temporada turística hubiera sido sublime. Más todavía si hubiéramos dedicado más días de veraneo a comprar suvenires, ropa y complementos o a tomar copas hasta las tantas, como ocurría antes de la crisis. A falta de ello, el 2015 pasará a la historia como uno de los mejores años en cuanto al turismo extranjero.  A la espera de que la economía española traduzca los grandes logros macroeconómicos publicitados en consumo vacacional -como ocurre con la británica, la francesa y la alemana-, el verano recupera puestos de trabajo (temporales) e incluso se permite aumentar algunos precios, como el de los viajes organizados (casi el 10%) o el de los hoteles (cerca del 3%).

Se agudizan dos grandes movimientos que no son nuevos. El primero es que crece el número de turistas de los tres grandes países emisores históricos, Gran Bretaña, Francia y Alemania. Es un fenómeno de concentración que preocupa sobre todo ante la caída continuada de clientes nórdicos, rusos o portugueses, grandes animadores del verano en el pasado inmediato. Los turistas británicos, franceses y alemanes representan ya más de la mitad de los extranjeros que llegan. Y se agranda la diferencia entre estos tres y el resto. Teniendo en cuenta que la configuración mundial de las migraciones turísticas (WTTC, 2013) va a desarrollarse en el interior de cada área geográfica, bueno sería trabajar para mejorar la cuota de otros países europeos como se hace con el resto del mundo. Y el segundo es que, a pesar del crecimiento experimentado mes a mes por los turistas internacionales durante el 2015, la estacionalidad en julio y agosto ha crecido en los dos últimos años, dando al traste con muchos esfuerzos realizados fuera de temporada.

Euros más baratos

Otra conclusión tiene que ver con algo mucho más coyuntural. La paridad favorece al dólar y los americanos -sobre todo del norte, pero también del centro y del sur- aprovechan para viajar a nuestro país con euros más baratos en el bolsillo. Eso explica el fuerte crecimiento del aeropuerto de Madrid, punto de entrada de las Américas.

Junto a estos datos en base a Frontur, y a la espera del Familitur (comportamiento y gasto de turistas extranjeros y españoles, respectivamente), aparece un interesantísimo estudio del BBVA sobre el gasto de los turistas a través de las tarjetas de crédito, que analiza los big data correspondientes a las compras efectuadas. Nada que ver con las respuestas a cuestionarios. Pues bien, se dibuja un mapa dual en el que Catalunya y Baleares acogen en general los mejores promedios de gasto. Ello daría la razón a las grandes agencias inmobiliarias que distinguen entre las zonas más atractivas del litoral español, que concentran las mejores ofertas de hoteles, apartamentos, restaurantes, shopping e inversiones, y las otras, que lo intentan. La línea de separación es cada vez más fina y en esto ya no hay café para todos.

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