Bruselas avisa a España

Bruselas dio ayer un moderado tirón de orejas a España a cuenta del proyecto de Presupuestos para el 2015. Mariano Rajoy, el alumno aventajado de las medidas dictadas por la Comisión Europea sobre ajustes, parece haber cometido un pecado ante el último año de legislatura. La señales de alerta son las que eran previsibles, y así lo advertimos a principios de mes. El Gobierno del PP, que ha cumplido casi sin rechistar con los ajustes para rebajar el déficit, tiene difícil llegar al objetivo del 4% fijado en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

El Ejecutivo comunitario se basa en que la reducción de la presión fiscal en el IRPF , que se calcula en unos 9.000 millones de euros, es dudoso que se pueda compensar con las previsiones sobre la recaudación en el Impuesto de Sociedades y el IVA. Es decir, con un incremento de la recaudación por la vía de la actividad económica. Más facturación por parte de las empresas y más consumo por parte de los españoles. Un escenario de reactivación económica, en el que sigue confiando de forma optimista (o voluntarista) el Gobierno y que no se ajusta a unas previsiones más pesimistas que se hacen para el próximo año en el conjunto de la eurozona. Bruselas, además, no se fía de que las autonomías logren situarse en el déficit del 1% que les ha fijado el Gobierno. La conclusión que se puede sacar es que los números no cuadran si el Gobierno no aborda recortes adicionales, algo difícil de plantear en un año electoral.

La dureza de Bruselas no es la que emplea con Francia e Italia, cuyos presupuestos se consideran más irreales y con muchas reformas pendientes, pero la Comisión no pierde la oportunidad para reclamar una nueva vuelta de tuerca en la reforma laboral (más flexibilidad) como fórmula para paliar el mercado dual (trabajadores fijos y eventuales) y facilitar la contratación ante la alarmante tasa de paro. La UE llama también la atención sobre el elevado nivel de endeudamiento público y privado. Que la prima de riesgo esté en el nivel más bajo de la historia y facilite nuestra financiación no debe hacernos olvidar que el servicio de la deuda es una partida muy significativa.

Al Gobierno le tocaría ahora afrontar la realidad pese al periodo electoral que se abre, aunque la reforma fiscal ya ha sido aprobada por las Cortes.