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Ejemplar de la Gramàtica de la Llengua Catalana.

Ejemplar de la Gramàtica de la Llengua Catalana. / periodico

XAVIER BRU DE SALA

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A diferencia del pasado que va de la Renaixença a la transición, los avances hacia la definición política de Catalunya han ido siempre ligados a la recuperación del catalán. Y no, o no de manera principal, en un sentido expansivo sino intensivo. Mestre Fabra era un mito en su tiempo. El grueso de la sociedad participó en el esfuerzo para pulir el idioma en los años 60 y 70. Pero en nuestros días somos una minoría, un residuo, y más nos valdría convertirnos en secta, los que consideramos que con una lengua tan desafinada como el catalán no se puede ir muy lejos como país.

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Solo la tercera parte de los catalanes tiene la lengua propia como habitual. Si supieran servirla con propiedad, o si fueran conscientes de que el futuro depende sobre todo del conocimiento que posean y del nivel de uso que consigan, si en vez de empobrecerla la enriquecieran, no habría de qué preocuparse. Pero no es el caso.

Las escuelas públicas, que son los media, contribuyen a desaprender. Privadas, no las hay. Por lo tanto, no queda otro remedio para mejorar que convertirse en autodidacta. ¿Dónde están los manuales? En algunos autores, pocos. En un buen número de traducciones. A menudo en el teatro. También en algunas escasas excepciones de expresión verbal pública como Puyal, Basté o Cuní. Los demás, casi todos, no paran de adelgazarla y volverla gris.

Invertir en la propia lengua, en nuestro caso en las propias, porque tanto se pueden enriquecer como invadirse y envilecerse, es más productivo para la sociedad que apuntarse a una asociación nacionalista o de izquierdas. Pero para los hablantes que se la han dejado depauperar, es más arduo. Afinar el gusto, exigirse y exigir propiedad, vivacidad y colorido en la expresión de cada cual y en la de los demás es imprescindible. Construir una buena frase no es sencillo. Pronunciar una buena frase clara y pertinente es el resultado de años de autoaprendizaje. No existe en el mundo ningún país competitivo formado por gente con escasa competencia lingüística.