ANÁLISIS

Una mayoría clara: del Quebec al 'brexit'

El resultado del 'brexit' no parece haber reflejado esa mayoría clara a la que se refirió acertadamente el Tribunal Supremo de Canadá en 1998

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FRANCESC VALLÈS

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'Alea iacta est'. La suerte está echada. El Reino Unido ha votado para irse de la Unión Europea rompiendo una relación de más de 43 años. El resultado es legítimo más allá de la oportunidad de quien hizo la propuesta para celebrarlo y de las consecuencias de la decisión que, ahora mismo, son impredecibles y de todo tipo.

Es obvio que el resultado deja un país dividido internamente, con una brecha territorial evidente, con Escocia e Irlanda del Norte al frente, mostrando su carácter más europeísta. Y también, y casi más preocupante, una enorme brecha generacional, ya que la franja de los más jóvenes de 18 a 24 años ha sido la que ha votado con más convicción a favor de la permanencia (un 64%), frente a los de mayores de 65 (sólo un 33%) que ha preferido irse.

En cualquier caso el resultado final del 51,9% a favor del 'brexit' frente al 48,1 demuestra que este tipo de cuestiones posicionan claramente una sociedad en bloques enrocados. Por eso, en asuntos de gran calado y tan transcendentales como este, por las consecuencias que va a provocar, las previstas y las imprevistas, y por el impacto directo que va a tener en el día a día de los ciudadanos, sería deseable, que más allá de la demostración de un valiente ejercicio democrático en forma de referéndum para tomar la decisión, se establecieran unas reglas más claras sobre el proceso y el resultado, con el fin de aumentar la legitimidad del mismo. No es lo mismo que un país vote en referéndum para irse de la Unión Europea que vote para prescindir de la energía nuclear, por ejemplo.

EL CASO DE QUEBEC EN 1998

La sentencia del Tribunal Supremo de Canadá de 1998 sobre el referéndum de secesión del Quebec estableció para estos supuestos, unos criterios inequívocos que deberían elevarse a la categoría de universales. Incluso alguien debería plantearse establecerlos en una declaración universal de derechos democráticos. Dijo el tribunal en esa sentencia que "un voto mayoritario claro en Quebec a una pregunta clara a favor de la secesión conferiría una legitimidad democrática a la iniciativa de la secesión que el resto de participantes en la Confederación debería reconocer". Una pregunta clara que no lleve a confusiones y de la que se puedan comprender claramente las consecuencias de un resultado y de otro. Y una mayoría clara que legitime esa decisión, por lo trascendental de sus consecuencias.

Creo que no hay dudas acerca de la claridad de la pregunta efectuada en el Reino Unido. Ha sido una campaña impecable desde el punto de vista democrático y de contraposición de argumentos. Hecha con muchísimo tiempo de antelación, con debates, entrevistas, campañas institucionales de divulgación e información, mítines, reuniones… Es evidente que la profundidad democrática del país y la tradición del parlamentarismo británico han garantizado una campaña debidamente informada y la redacción de una pregunta suficientemente clara que no llevara a equívocos.

Pero ya hay más dudas acerca de si ha habido una mayoría clara en el resultado final. Es cierto que ha habido una victoria superior al 50% de aquellos votantes que desean irse de la Unión Europea. Pero también es cierto que esa mayoría no se reproduce por igual en todas las franjas de edad ni en todos los territorios del Reino Unido. Esa mayoría, quizás no sería ni clara ni lo suficientemente concluyente en los términos establecidos en la sentencia del tribunal canadiense.

Obviamente el resultado es totalmente legítimo, faltaría más, porque en el caso de haberse requerido una mayoría cualificada debería haberse anunciado con antelación y de forma paralela a la celebración del proceso de referéndum. Pero parece lógico pensar que para este tipo de cuestiones no debería poder ser suficiente, únicamente, la mitad más uno de los votos emitidos, porque esa proporción no refleja una voluntad indudable de ruptura.

LA FAMOSA LEY DE CLARIDAD

Es verdad que dos años más tarde de esa sentencia del Tribunal Supremo de Canadá, se aprobó la famosa ley de claridad que pretendía concretar los principios establecidos en la sentencia. Y aunque definió lo que debía ser una "pregunta clara", lo cierto es que evitó cuantificar por ley los términos de lo que debería ser una “mayoría clara”, aunque en las discusiones parlamentarias, políticas y académicas que hubo se barajaron y mencionaron porcentajes del 55 o del 60%. En cualquier caso, lo que finalmente dispone la ley de claridad, es que quien tiene que acabar determinando que tanto la pregunta como la mayoría son claras, es el propio Parlamento.

Una mayoría clara es un concepto jurídico indeterminado. Un concepto que no ha querido, conscientemente, ser concretado por la ley. No ha querido decir “mayoría simple”. Ni “mayoría absoluta”. Ni la “mitad más uno” de los votos. Dijo "mayoría clara". Una mayoría que refleje claramente la voluntad inequívoca de los ciudadanos. Una mayoría que no deje lugar a dudas acerca de la determinación de una sociedad. Una mayoría que sirva para fortalecer y legitimar la posterior toma de decisiones políticas, económicas, sociales, financieras, diplomáticas que deberán llevarse a cabo como consecuencia del resultado. Una mayoría clara debería superar el margen de error que se prevé en una encuesta. Una mayoría clara debería garantizar que si mañana se volviese a celebrar la consulta, el resultado volvería a ser el mismo. Sin lugar a dudas. La demostración de convencimiento inequívoco y entusiasta de lo que se está haciendo. 

El resultado del 'brexit' no parece haber reflejado esa mayoría clara a la que se refirió acertadamente el Tribunal Supremo del Canadá. Más bien al contrario. Ha servido para mostrar un país dividido, casi a partes iguales, sobre un asunto que levanta pasiones y odios. Ha evidenciado un país troceado territorialmente sobre sus convicciones europeístas y, lo peor, ha dejado a toda una generación con un sueño truncado y con menores expectativas y oportunidades de futuro. Y eso es casi más claro que el resultado.