La clave

'Brexit', lo que se da no se quita

Ir a una especie de segunda vuelta sería como considerar inmaduro al cuerpo electoral británico

JUANCHO DUMALL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En un nuevo desafío a Santa Rita (lo que se da no se quita), decenas de miles de británicos ocuparon el sábado las calles de Londres para pedir que el brexit, la salida del Reino Unido de la UE, no se haga efectivo. La marcha formaba parte, como la recogida de más de tres millones de firmas para que se realizara otra consulta, de una campaña que pretende dar una segunda oportunidad a los británicos partidarios de permanecer en Europa y que han visto el referéndum del pasado 23 de junio, que perdieron, como una catástrofe nacional. Una calamidad, en especial, para los jóvenes, para la ciudad de Londres y lo que esta representa y para los escoceses y los irlandeses del norte.

La pregunta es si tiene algún sentido repetir la votación a la vista de las primeras consecuencias del triunfo del brexit: división en la sociedad, oscuras perspectivas para la negociación con Bruselas, caída de las bolsas y de la libra, crisis en los dos principales partidos del sistema político de las islas y castigo a la deuda del país por las agencias de calificación de riesgos. La respuesta es que el referéndum fue impecable desde el punto de vista democrático y que muchas de las consecuencias a corto plazo que estamos viendo ya se habían anunciado. Ir a una especie de segunda vuelta sería como considerar inmaduro al cuerpo electoral británico. Y estamos hablando de la democracia más antigua del mundo.

Si millones de británicos se agarran ahora a la tabla de salvación que es la repetición del referéndum (con otras condiciones, eso sí) es porque ven que nadie en el polo de los ganadores está gestionando el resultado. Conservadores y laboristas andan en peleas intestinas para renovar sus maltrechos liderazgos, mientras Bruselas apremia a una negociación rápida: «Váyase usted ordenadamente, pero váyase ya».

Grandes líderes

Todo esto en una democracia acostumbrada a que grandes líderes llevaran el timón en momentos dramáticos o delicados. Churchill en la guerra mundial, Thatcher en el conflicto de las Malvinas y hasta Blair en la crisis de la muerte de Lady Di¿Y ahora, quién?